Fue el 3 de febrero de 1813 en la localidad santafesina de San Lorenzo. Los granaderos llegaron hasta allí para impedir el desembarco de la tropa realista. La acción duró apenas 15 minutos, pero tuvo importantes consecuencias.
Por Mariana Turiaci
El 3 de febrero de 1813 los granaderos tuvieron su bautismo de fuego en la localidad santafesina de San Lorenzo, cerca del convento de San Carlos. San Martín había sido advertido de un probable desembarco realista en la zona. El terreno que separaba al monasterio del río era una planicie perfecta para una carga de caballería.
Una vez producido el desembarco, los granaderos, divididos en dos columnas, se precipitaron sobre el enemigo provocando la inmediata huida. Las naves se alejaron rapidamente, lo que permitió recoger dos cañones, 40 fusiles, cuatro bayonetas y una bandera. La acción duró apenas 15 minutos, pero tuvo importantes consecuencias: no hubo nuevas incursiones realistas en el Litoral y sus barcos quedaron inactivos desde entonces.
El escuadrón había llegado a caballo hasta San Lorenzo (provincia de Santa Fe) para impedir el desembarco de la tropa realista. Sus hombres pasaron la noche anterior ocultos en el convento de San Carlos. Una vez producido el desembarco, formaron dos columnas que se precipitaron sobre los enemigos, causando la muerte a cuarenta de ellos. Una de las columnas estuvo al mando del capitán Bermúdez (quien murió en el combate) y la otra la condujo el propio San Martín, quien por poco muere al quedar aprisionado bajo su caballo. Lo salvaron los granaderos Baigorria y Cabral.
La acción duró apenas 15 minutos, pero tuvo importantes consecuencias. Desde ese día hubo muy pocas incursiones navales realistas por los ríos interiores, y sus barcos, por lo general, quedaron inactivos en el puerto de Montevideo. Además, los granaderos incautaron dos cañones, 40 fusiles, cuatro bayonetas y una bandera. Fue la primera y última batalla librada por San Martín en nuestro actual territorio.
