Hoy es un día especial. El final de un ciclo; el comienzo de otro ciclo

Hoy es un día muy especial.

Guardando las diferencias, como lo fue aquel 10 de diciembre de 1983.

Con un cambio, con una nueva ilusión, una esperanza de paz de convivencia, ausentes en los últimos tiempos.

Mucha gente, claro que no todos, pero sí muchos argentinos, se ilusionan con un nuevo ciclo.

Concluyó el sueño de Cristina Eterna aunque para ella no haya terminado y se niegue a perder lo que ha perdido en las urnas.

Es un papelón a escala internacional y es, también, un acto de extrema irresponsabilidad, y hay más adjetivos políticos para calificar esta obsesión narcisista por exponerse en el centro de la escena hasta el final.

Y hay adjetivos psiquiátricos para explicar su imposibilidad de reconocer la realidad.

Los finales de ciclo suelen sintetizar toda la historia del ciclo que se acaba.

En un sentido, nada de lo que ocurre es insólito. Hasta la denuncia de golpe de Estado de Oscar Parrilli, que es jefe de los espías y sigue siendo el mayordomo de Cristina.

No tolerar las bravuconadas de un Anibal Fernández prepotente y soberbio, derootado por una mujer sencilla y transparente tras décadas de decadencia bonaerense.

 

Alejados de los Jaime, De Vido, Schiavi o Boudou o los jueces corruptos; cerca de la honestidad; alejados del mal caminando hacia el bien.

 

Los argentinos, ahora sí creemos que todos, esperan un ciclo de tolerancia entre hermanos argentinos, de fin del atropello y la prepotencia, de convertir en enemigo al que piensa distinto en una negación total de la democracia.

 

Argentinos y todos cuantos habitan este glorioso suelo esperan que sea el fin de los aprietes a quienes piensan, dicen o escriben una opinión distinta, quienes no adhieren a la teoría del pensamiento único.

 

Se espera un ciclo de alegrías de ser argentinos, de ser simplemente personas, en un conglomerado donde deben caber todas las ideologías y todos los pensamientos. Se respira una ilusión.

 

Donde la soberbia, la mentira de un relato irreal y la hipocresía sean un mal recuerdo de una larga noche y den lugar a un día y un períodp de fiesta.

Pero esta saga de grotescos que termina con Cristina ordenando a sus legisladores no asistir a la asunción de Macri quedará finalmente como anécdota.

 

El peronismo  , el verdadero, ese movimiento creado por el general Perón y desvirtuado por quienes diciendo serlo se autodenominaron en su momento en Triple A, lopezreguistas, menemistas, kirchneristas o camporistas dejaron mal parados, muy mal parados, aquellos principios de un movimiento que perdura y perdurará en el tiempo.

 

Pero que deberá tener su propia depuración interna para que se  expulsen a quienes deshonran al movimiento y a sus creadores y seguidores leales y fieles a un pensamiento bien intencionado.

 

Hoy, desde muy temprano, pese al deseo de aguar la fiesta pr parte de la señora Fernández de Kirchner, es un día muy especial, teñido de optimismo,  de sencillez, de emoción, de humildad. pero con la convicción que de este gobierno que hoy nace debe surgir una nueva manera de hacer política y de gobernar; para todos, incluyendo especialmente a quienes están ya no como vulnerables sino como sumergidos, tal el caso de los pueblos originarios y aborígenes del norte, del sur, de toda esta Patria grabde, transformando su desamparo  en amparo a la luz de un Estado verdaderamente presente.

 

Que trabaje por la igualdad de tratamiento con privilegios solo para esos sectores desprotegidos y sumergidos en la mas cruel de las miserias, de las indignidades y del hambre.

Si, del hambre que sufren muchos hermanos argentinos en un país que produce alimentos como casi ninguno en el mundo; aborígenes, originarios,  descendientes de inmigrantes, pero argentinos de un solo palo; el de la sinceridad y del amor.

 

Termina un ciclo y de la forma mas triste y absurda, de la mano de una presidente que hizo todo lo posible- hasta mentir acciones y dichos que nunca existieron-, para no aparecer en una imagen de entrega del poder.

 

De un poder que desde hace años se ejerció indiscriminadamente y hoy deben entregar a otra autoridad.

 

Autoridad de la que se espera traiga paz, igualdad, hermandad y respeto; de eso dan prueba muchos justicialistas que decidieron acompañar al nuevo presidente en su asunción desoyendo el cruel consejo de una lider desquiciada y rencorosa que, además de perder una elección, deberá recomponer una imagen deshilachada y triste.

 

Como antes en la Legislatura bonaerense, los senadores nacionales se rebelaron. Representan a los gobernadores que la semana pasada habían acordado marcarle límites pero delante de Cristina masticaron bronca sin decirle que se había perdido por culpa de ella. Quizás sea un anticipo de lo que viene.
A Cristina le quedarán los grupos ultras, una tropa más ruidosa que numerosa con capacidad de piquetear en la calle. Y le faltará la caja, eso que Kirchner siempre asoció a la base de su poder.

El fanatismo no abandona a los fanáticos pero los fanáticos hoy son minoría y mayoría son los que están hartos de los fanáticos. Cristina ha pasado a ser un problema del peronismo y el peronismo más pronto que tarde deberá elegir entre romper con ella o partirse.

Aunque suene reiterativo: este día es especial y quizás el tuiempo y la historia le den la verdadera dimensión.

Hoy es día de fiesta y así lo entendemos quines alguna vez militamos- no imporeta en que espacio-, y esperamos que este sea el ciclo del crecimiento, de la paz y, sobre todo, del respeto.

Y, para finalizar, vemos la asunción de la gobernadora de la provincia de Buenos Aires y nos emocionamos ante un Gabriel Mariotto abriendo el acto, como corresponde, de un Daniel Scioli respetuoso y presente, humilde y valientemente presente; aún con el dolor de una derrota pero con la dignidad de un gran ser humano hecho a los malos trances sabiendo que siempre habrá otra oportunidad.

 

Ese es el buen ejemplo. Esa es la diferencia con Cristina Fernández. Eso es lo que corresponde y estos funcionarios lo entendieron. Muy bien

 

Esperemos que este ciclo sea el mejor y los argentinos volvamos a ser felices; todos, no algunos elegidos.

Será Justicia.