119º Aniversario de la muerte de Leandro N. Alem

BUENOS AIRES.- A pesar de los años transcurridos, hay personas que dejan huellas indelebles en la historia de los pueblos. Tal es el caso del aniversario de la muerte de Juan Domingo Perón y Leandro N Alem,que coincidentemente fue un 1 de Julio.

Ambos creadores de partidos políticos antagónicos entre si, que marcaron a generaciones enteras y que coincidentemente hoy serán recordados y homenajeados ante un nuevo aniversario del fallecimiento de ambos.

En estos momentos en los que la política ocupa el escenario argentino, es importante unirlos en el recuerdo y en un mismo homenaje, con el deseo de conciliar a todos los argentinos, hacia un bien común.

Leandro Alem

Nació en Buenos Aires, la ejecución de su padre como miembro de la Mazorca en 1853 (probablemente fue testigo) lo influyó profundamente.

El mayor líder político (radical) de las dos últimas décadas del siglo pasado.

Pese a que la UCR que Alem había conducido estaba compuesta por diversos elementos, representaba el elemento popular tradicional del nuevo movimiento.

En su persona confluían el federalismo y el populismo de principios y mediados del siglo XIX con las reformas de Hipólito Yrigoyen (su sobrino y discípulo político) y las de Juan Domingo Perón en este siglo. Se dedicó a los estudios de derecho y a la redacción de poesías, uno de cuyos versos puede servir como divisa de su vida: «Yo no doblego mi cabeza en la batalla».
En 1859 combatió en Cepeda y luego en Pavón en pos de la unidad nacional; prestó servicios durante toda la Guerra del Paraguay.

Regresó a Buenos Aires para terminar sus estudios de abogacía y dedicarse a la actividad pública. En 1871 fue elegido diputado de la legislatura provincial de Buenos Aires.
En 1874 pasó a ser diputado nacional. Se opuso tenazmente a la política conciliatoria de Avellaneda. En la Cámara Nacional de Diputados objetó elocuentemente la federalización de Buenos Aires sobre la base de que la jerarquía provincial reemplazaría a la porteña sin ningún beneficio para la representación popular. Cuando la ley fue aprobada renunció a su cargo y se retiró a la vida privada.

Se convirtió en líder intelectual y guía político del grupo de descontentos que buscaban cambios en la política y una mayor participación en el proceso gubernamental de la década de 1880.
En 1877 formó, con su amigo Aristóbulo del Valle, el Partido Republicano.

En 1889, durante los confusos momentos de la crisis política y económica que enfrentaba el país, organizó la Unión Cívica de la Juventud, de la cual surgió la Unión Cívica Radical. Alem fue uno de los caudillos de la revolución de julio de 1890 que provocó la renuncia del presidente, Juárez Celman.

Fue electo senador nacional. Opuesto a Pellegrini, fomento y apoyo revoluciones provinciales contra el gobierno.

Leandro Alem se suicidó el 1º de julio de 1896, dejando una carta a sus colaboradores en la que atribuía su acción a la traición de su partido.

En este texto, está sintetizado el pensamiento de N. Alem, hombre de bien que amerita recordar.

Carta del Dr. Leandro Alem a su hijo Leandro:

Leandro, hijo mío:

Antes de alcanzar la edad que ya tienes ahora, ya eran muchas las amarguras y vicisitudes que debí sufrir para formarme un hombre útil a la sociedad en cuyo seno he vivido combatiendo con los nobles afanes de su constante perfeccionamiento. Esta conducta, como digo arriba, me ha deparado muchas amarguras, pero he preferido siempre la línea recta, cualquiera fuesen los sacrificios o las injusticias a afrontar.

Sigue mi ejemplo, Leandro. No antepongas nunca los intereses pequeños o personales a los altos enigmas patrióticos y no abandonando jamás la línea recta que yo seguí en mi azarosa existencia, habrás rendido el mejor homenaje a mi memoria.

«El desaliento, el quebranto, la inmoralidad, no surgen de los bajos fondos sociales. Vienen de las alturas. Hoy se sacrifica todo, el honor, la palabra, la fe jurada ante los hijos y la patria, para descender luego a los goces materiales, por gustar con fruición de sibaritas los placeres de la sensualidad y el de gobierno. Hoy no se busca la posición política para poner a su servicio talento, carácter, patriotismo, sino para que aquella sirva a los fugaces caprichos de oscuros bienes, de miserables sueños … »

Te doy un beso en la frente para que la conserves pura. Esa es tu herencia.
Leandro N. Alem