Historia del Paraguas en mayo de 1810. Por Juan Aurelio Lucero

                                                                                                                                                                                                                                                                                                           

El paraguas, es hoy un elemento de uso cotidiano, conocido por la mayoría de las personas, lo usamos los días de lluvia y lo llevamos también ante el riesgo que esto ocurra.

Hace 200 años, no era un elemento tan popular, y muchos llegaron a dudar, que por aquella época, existiera.

A pesar de su antigüedad, la sombrilla solo cumplía una función importante bajo los rayos solares, y una pobre protección bajo un chaparrón, durante siglos se la uso no solo como protección para el sol, también (según su diseño, hechura y adornos) oficio como elemento de distinción de status social.

Hacia el año 1756, la empresa Kendall & Sons Ltd., ofrece al público los primeros paraguas, un aparato construido con tela, madera y huesos de ballena, cuyo techo abierto recordaba la cúpula de las iglesias, pesaba 4,500 kilos. Recién en 1852 Samuel Fox de Sheffield, inventa una estructura de acero articulada,  que aligera en mucho su peso.

Lo que había permitido el invento del paraguas, fue la aparición de los tejidos impermeables gracias a Charles Marie de la Condamine, en Francia, hacia el año 1736.

El problema radico, en como comercializar masivamente un elemento, que era uso exclusivo del género femenino.

Un comerciante de Londres, fue el primero que se animo a usar paraguas en la ciudad, llamado Jonás Hanway (1712- 1786), fue ridiculizado, agredido, insultado, ver a un caballero haciendo uso de un artilugio femenino, era inconcebible, esto lo sufrió el pobre Hanway, hasta que lo adoptaron los hoteles londinenses, como las veredas eran muy anchas, permitiendo el uso del paraguas, que los caballeros y las damas, no se mojaran entre los carruajes y la puerta de los hoteles. Hanway paso del ridículo a ser reconocido, y la fabrica adopto su imagen, que incorporo a su logo, la primer fabrica, en la actualidad sigue fabricando paraguas.

En Buenos Aires los había desde fines de la década de 1780, pudiéndose constatar su existencia en distintos expedientes de testamentaria, existentes en el Archivo General de la Nación.

Todavía construidos en madera y hueso de ballena y con un peso de cuatro y medio a cinco kilos, se convirtieron rápidamente en signo de poder económico y elegancia masculina, por esa razón eran usados por los principales personajes de Buenos Aires.

Cuando se produce la Semana de Mayo en 1810, en Buenos Aires había paraguas, los barcos ingleses llegados en 1806, traían una enorme diversidad de mercadería, entre ellas, los paraguas. En 1810, los ingleses estaban en Montevideo, comercializando su mercadería en todo el Río de la Plata, a través del contrabando.

Buenos Aires al igual que en Inglaterra llamaría a este artefacto como umbrella, que remite a su función primaria, hacer sombra (en latín umbra), por eso  en los documentos de la época de nuestra independencia, aparece con este  nombre.

Para 1800 un paraguas inglés era muy sofisticado, incluyendo un rapier (pequeña espada o estoque) en su interior; el mango recto de marfil tallado, con virola de oro o plata,  no olvidar que los paraguas tradicionales cumplían varias funciones: sombrilla, para aguas, espada o estoque, y bastón.

El mango en forma de U recién aparece en 1850.

Sin embargo, el lio, lo provoca una postal estática, obra del artista Ceferino Carnacini realizada en 1938, que ilustró los billetes de la segunda mitad del siglo XX, y que ha servido para crearnos la idea de la fundación de la Patria, al agregar los paraguas, algunos opinan que lo hizo para dar a entender, que la Revolución había recibido el apoyo de Inglaterra.

Han pasado 260 años desde que Jonás Hanway, paseo por Londres con un techo portátil, mucha agua a caído y el paraguas sigue y seguirá siendo útil en cada día de nuestras vidas, saber si estaban presente esos días en que nacía nuestra patria, demuestra lo importantes que son para nosotros.    

Juan Aurelio Lucero