Homenaje a Pedro Crisólogo Lucero («Negro» Lechuza) un mito de Areco

Pedro Crisologo Lucero.

Nació en Areco el 4 de diciembre de 1893, en la casa de los Laplacette, sobre la calle Lavalle. Un accidente de tránsito, el sábado 23 de agosto de 1947 a las 17:00hs, con un camión en la esquina de las calles Mitre y  Moreno termino con su vida en ese lugar. Hasta ese momento había vivido durante muchos años en el rancho de Belgrano Nº 9 (Actual Nº 82).

Popularmente se lo conoció como el «Negro Lechuza», un héroe popular y humilde.  Su tío Avelino Rodríguez, le había enseñado a nadar a los 8 años, en la laguna de la Usina Vieja, cuando conoció el río se enamoro de él y  no lo dejo nunca más.

Era el único en el pueblo que lo conocía con plenitud, salvando mucha gente de terminar ahogada y actuando con la policía cuando había que ubicar una persona perdida en las aguas del río, su record fue impecable. Taxidermista de profesión, fue empleado en el Ferrocarril como telegrafista a los 18 años.

Como una persona especial había aprendido a leer solo en sus juegos infantiles y al ir a la escuela hizo en tres años cuatro grados y su madre no pudo mandarlo más. El pueblo sentía por él una admiración especial por ser un invariable cuidador de los chicos que iban a jugar al río, y la constante defensa que hacía de ellos.

En el zoológico de Merti, éste le dedico una sala en su homenaje y en ella hay obras del Negro Lechuza, al igual que en el Museo Ricardo Güiraldes.

El Negro Lechuza salvó a mucha gente local y a aquellos que sin conocerse animaban creyendo que el río era manso y por accidente o imprudencia, se alejaban de la orilla. Tomaba al río como algo propio, y tomaba la responsabilidad por la gente que en él se metía.

El legado que dejo Pedro C. Lucero, fue un mensaje de altruismo, desinterés personal y generosidad a pesar de la pobreza, amo al río y enseño a amarlo, fue un héroe popular, humilde y sencillo que sin pedir nada a cambio arriesgo su vida muchas veces y con ello logro que muchas familias arequeras no lloraran un familiar perdido entre las aguas del río.

Una de sus pocas felicidades fue ganar una bicicleta en un concurso del año 1939, iba en ella el día de su muerte, no escucho la bocina del camión al llegar a la esquina, era sordo por el agua desde los quince años. El río fue su vida, la gente su preocupación, pero el río también aporto lo necesario para que a los 53 años el Negro Lechuza pasara a ser un mito de Areco.

Fuente: Juan Aurelio LUCERO