Así lo confirmó su familia. Eugenia Leit y Josefina Carricart ya están volviendo al país.
Eugenia y Josefina retomaron el contacto con sus familia. (Instagram)
Las adolescentes aparecieron minutos antes de las siete de la tarde en la zona de frontera de La Quiaca, Villazón, y ya estarían volviendo a la Argentina.
Un testigo había dicho que las había visto ayer en la terminal de micros de La Paz. Y el dato era correcto: las chicas tomaron un micro que las dejó esta tarde en la zona de frontera, desde donde se comunicaron con sus familiares.
«Con la felicidad de saber que las chicas están bien, solo eso… quiero agradecer a los amigos de toda la vida de acá y de Bolivia, a los nuevos amigos, toda la gente que se movió, a la cancillería,a la fiscalía ,a la policía,a la embajada y al consulado de Bolivia, a los periodistas, a la familia.. siempre. A todos gracias de corazón por hacernos el aguante en esto. Ahora sí voy a llorar un rato», escribió en su muro de Facebook Florencia Leit, tía de Eugenia.
Cómo es Sucre, la ciudad desde donde las mochileras se comunicaron por última vez
Con mercados callejeros coloridos, antiguas iglesias con torres y campanarios, Sucre, capital constitucional e histórica de Bolivia, puede definirse por cuatro palabras: blanca, colonial, libertaria y culta.
Fue fundada por los españoles como Villa de La Plata, se llamó también Charcas y Chuquisaca y, además, se la conoce como “la ciudad blanca”: por ley, las fachadas sólo pueden pintarse de ese color.
Concebida como residencia de la burguesía española, quienes llegan hoy hasta allí se sumergen en un museo a cielo abierto que muestra cómo era la vida de aquella aristocracia colonial.
Es una ciudad económica -en comparación con otros países-, hay muchos hostels, puede ser escala para quienes van o vienen de lugares como el Salar de Uyuni o Potosí: por esto, muchos mochileros que organizan travesías desde el Noroeste Argentino o que vienen «bajando» desde Colombia en una ruta latinoamericana, pasan por allí. Dormir en un hostel, en habitación compartida cuesta, en promedio, 150 pesos por noche por cama.