Javier Acuña: De Toay a Salta a caballo con sus perros y un destino de amor.

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Así como sabemos de otros extensos recorridos y aventuras por los más diversos motivos, este sábado conocimos en Areco otro que tiene su dosis de emoción; se trata de uno esos ignotos viajeros- en este caso Javier Acuña-, a quien conocimos gracias a la gentileza de Adolfo “Chacho” Güiraldes y del coordinador del Parque Criollo Sebastián Basile y logramos una amena charla con él, en el emblemático Bar San Martín.

Paisano joven de tan solo 28 años que vive en Toay, La Pampa, pequeña localidad de poco más de 10.000 habitantes,  cercana a unos 10 kilómetros de Santa Rosa y que, hace muchos años supo ser candidata a capital de la provincia hasta que la fundacion de la actual capital dejó la pretensión sin efecto.

Desde Toay partió Acuña hace cuatro meses- “y cinco días”, agregó-, con dos caballos, mil pesos, mercaderías no perecederas y la única compañía de sus dos perros, sabiendo que los 1.500 km que lo separaban de Salta,  y que  a poco se hacen muchos mas por desvíos en su recorrido, no serían fáciles de recorrer.

Pero había un  en caro  motivo para tal aventura: es que sus padres se separaron, su madre sigue viviendo en Toay con una nueva pareja y uno de los hermanos de Javier- otros dos  residen en Europa donde trabajan-, mientras que  su padre emigró a su Salta natal donde también fundó una nueva familia hasta que murió hace unos años tras recibir una patada de una yegua; al respecto Acuña dijo que cuando su padre partió, hace ya cerca de quince años, él estaba hospitalizado por un problema de salud y no pudo despedirse y, quizás desde entonces, hizo la promesa que iría a caballo hasta la tumba paterna llevándole una bandera.

Contó nuestro entrevistado que es padre de una niña, que está divorciado, que su progenitor trabajó siempre en tareas de campo, en estancias, con hacienda, amansando caballos o alambrando y en Salta también en zonas de monte; Javier hizo de todo trabajando en granjas, alambrando y  con caballos polo.

En su trajín de viajero llegó hasta Open Door y luego Parada Robles donde acampó un tiempo y donde sufrió el extravío de uno de sus perros que se alejó al paso “de una perra en amores”; esperó una semana buscándolo hasta que, ya en Areco, le avisaron que el can había regresado al lugar de su acampe y se negaba a comer por lo que acordó que se lo traerían o lo iría a buscar para recuperar su compañero de viaje.

Falta mucho para llegar a Salta y va matizando su viaje con paradas, a veces para conocer otras para hacer alguna changa que le reporte unos pesos siempre necesarios, duerme en su carpa y en todos los lugares- como en este Pago de la Tradición-, es bien recibido y estos días reside en el Parque Criollo; no duda en tomar una guitarra y cantar o recitar con algun empeñoso intento de payada en el Bar San Martín donde alternó con “ Chacho” Güiraldes, con Fernando Pereyra y “Cachito” Althaparro asombrándose de la cantidad y calidad de guitarristas y cantores.

Sencillo, humilde de vestimenta y de alma, seguirá su derrotero por estos días recibiendo algunas ayudas que hagan menos penosa su travesía, hasta llegar a  su destino donde lo esperan sus medio hermanos y su madrastra para rendir homenaje a su papá en su últuma morada.

Piensa llegar luego de muchas detenciones en parajes, en parrillas o en lugares con paisanos que siempre le indican los caminos más convenientes especialmente de tierra ya que trata de evitar las rutas por obvias razones de seguridad y cubrir diariamente tramos de no más de 20 o 30 kilómetros.

Su próximo destino es Pergamino y desde ahí seguir una ruta desconocida pero que en su alma y en su deseo más ferviente lo llevará a Salta para reencontrarse con su padre y dejar su testimonio en la tumba que  es  su morada definitiva.

Es esta una historia más, contada pòr su protagonista, una historia de amor con un derrotero muy largo y un deseo que seguramente verá coronado exitosamente.