La Leyenda se vuelve realidad Por Juan Aurelio Lucero No hace mucho, un señor, que creo nació en Areco, me comentaba que para él, Pedro C. Lucero o el Negro Lechuza, era un personaje menor en la historia de Areco, pues solo era una leyenda, que algunos aprovechan, total las personas que se dice que salvo, están fallecidas y así es fácil crear historias….
No me ofendió, pues quien tendría que estar ofendido es el Negro Lechuza, pero ya está muerto.
El otro planteo era que no había documentación que probara esas historias. Por eso aquí va una nota aparecida en La Gaceta del verano de 1943, donde la leyenda se vuelve realidad, se convierte en noticia y para nosotros, en documento.
Un niño que estaba a punto de ahogarse fue salvado por Manuel Lucero El domingo pasado, en circunstancias que se bañaba en el canal de la fábrica estuvo a punto de ahogarse el niño Obdulio Batistesa, de 12 años de edad.
Otros menores que se hallaban en su compañía, comenzaron a proferir gritos al ver que Batistesa había desaparecido de la superficie y otras personas dieron aviso al conocido nadador don Manuel Lucero que se hallaba en las proximidades del lugar, el cual de inmediato se zambulló en el lugar que se le indicaba y tuvo la suerte de dar pronto con el menor que se hallaba empantanado en el barro.
Al sacarlo del agua ya había perdido el conocimiento, pero mediante oportunos masajes y movimientos se consiguió hacerlo reaccionar.
El menor se sintió después tan contento y emocionado que no podía hablar y le besaba las manos a Lucero en señal de agradecimiento.
El padre y la madre del menor también nos piden que hagamos público su más profundo agradecimiento al hombre que salvó de una muerte segura a su pequeño hijo.
Por su parte, don Manuel Lucero, que se presentó en esta redacción con una camisa nueva, estaba más contento –según dijo– que si hubiera hallado 500 pesos.
¿Y si hubieran sido mil? –nos atrevimos a preguntar nosotros.
“Igual –respondió Lucero prontamente– yo aprecio más una vida humana que cualquier plata”.
Últimamente Lucero sacó del pozo del diablo, frente al tajamar, a la señorita de D´Amico, y con esta son muchas ya las vidas salvadas por el popular y decidido nadador.
Alguna vez le será levantado un monumento en las solitarias riberas de nuestro río, pero aparte de la satisfacción que a todos causa la salvación de una vida es tan común que ocurran accidentes en el río que ya es necesario contemplarlos con la mayor atención y procurar que se adopten medidas tendientes a evitarlos en lo posible. La Gaceta, Año VI- N° 304 del domingo 17/01/1943
