A 173 años de la batalla de la Vuelta de Obligado

Por: Juan Aurelio Lucero

En el año 1811, Juan Hipólito Vieytes recorrió la costa del río Paraná buscando un sitio ideal en donde poder montar una defensa contra un hipotético ataque de naves españolas. Para este propósito consideró al recodo de la Vuelta de Obligado como el sitio ideal, por sus altas barrancas y la curva pronunciada que obligaba a las naves a recostarse para pasar por allí. Juan Manuel de Rosas estaba al tanto de sus anotaciones, por eso decidió preparar las defensas en dicho sitio.

El día jueves 20 de noviembre de 1845, las tropas del ejército Argentino y las milicias de la campaña, enfrentaron en la Vuelta de Obligado, a la escuadra anglo-francesa, formada por los países más poderosos del mundo, logrando a pesar de perder en el campo de Marte, el objetivo político buscado.                                                                                         

El 13 de agosto de ese año, Lucio Norberto Mansilla recibe instrucciones, para construir baterías de artillería costeras, en un lugar del río Paraná, donde de acuerdo a lo que indicaba e1 mapa elaborado en 1811, por Juan Hipólito Vieytes, era el mejor para detener el ascenso de una flota por el Río Paraná. Inmediatamente se solicita a los Jueces de Paz de la región, un informe sobre la población masculina, en condiciones de entrar en combate, con edades entre 15 y 60 años, poniendo en alerta a la milicia activa y voluntaria de cada partido.

Durante el mes de octubre el gobernador de Santa Fe, Brigadier Pascual Echagüe, comienza a recibir los abastos necesarios para preparar el campamento de la Vuelta de Obligado, en este punto Areco tendrá una importancia vital; el ganado, los caballos, sus pastos, las cañas tacuaras, la leña y sus hombres, aportaran al éxito de Obligado.

El 25 de octubre se cambia el formulario para los pasaportes de la provincia, para evitar que espías enemigos se infiltraran entre los ciudadanos y las tropas locales.

El 28 de octubre el Teniente de Alcalde Juan José Martínez, parte de Areco con 320 cabezas de vacas gordas, para ser entregadas al Brigadier Echagüe; poco días después parte el capitán Jacinto Bogarín, acompañado por 26 hombres, de los cuales se hallan “ocupados en la hacienda vacuna”, el sargento Lorenzo Candia, Nicasio Lescano, Timoteo Alva, Cruz Miranda, Manuel Lescano y Marcelino Pérez.

El día del combate las baterías estaban ubicadas de sur a norte: “Restaurador Rosas” al mando de Álvaro Alsogaray; la “General Brown” al mando de Eduardo Brown, la batería “General Mansilla” al mando de Felipe Palacios y la “Manuelita” al mando de Juan Thorne.           Al norte de la batería “Mansilla”, estaban las tres cadenas que cruzaban el río, entre esta batería y la “Manuelita”, estaban el Juez de Paz de San Pedro Don Benito Urraco con unos 170 hombres, el juez de Paz de Baradero Don Juan de Magallanes con 100 hombres y el Juez de Paz de San Antonio de Areco don Tiburcio Lima, el teniente Alcalde Don Juan José Martínez, el capitán Jacinto Bogarín y 41 hombres de las milicias arequeras. Detrás de ellos se encontraba el Teniente Coronel Virto con 200 milicianos y a retaguardia el General Lucio Mansilla, comandante en Jefe de toda la fuerza, custodiado por el grupo Escolta de 70 soldados al mando del segundo jefe Juan Crespo.

Se ha podido documentar, la presencia de 50 vecinos de Areco, en la zona de la Vuelta de Obligado, antes y durante el combate. Incluidos en las distintas escaramuzas y rechazos, a los intentos de desembarcos posteriores de la fuerza enemiga.

El combate se inicio a las 9,30 horas, finalizando a las 5,30 de la tarde, agotado el parque de la artillería, sin embargo a las 11 de la noche seguían los intentos de los anglo-franceses, por apostarse en tierra, mientras las tropas milicianas lo impedían, entre ellas las tropas arequeras.

El combate de la Vuelta de Obligado termina cuando se firma el tratado Arana-Lepredour, el día 31 de agosto de 1850, cuyos puntos principales eran: suspensión de hostilidades en el Río de La Plata, Uruguay, devolución de la Isla Martín García y los barcos capturados, reconocimiento de la jurisdicción y soberanía argentina sobre sus ríos interiores, etc., el pabellón argentino seria solemnemente desagraviado ese día, cuando desde la fragata Southampton, saludaron con 21 cañonazos a la bandera Argentina en desagravio, homenaje y reconocimiento.

Para que ese momento histórico fuera posible, fueron necesarios los productos de abasto que salieron de Areco, y la presencia antes, durante y después del combate de la Vuelta de Obligado, de los hombres de Areco, que pusieron sus vidas, sus brazos y su corazón, a disposición de la patria.