El 16 de enero de 1752 fallecía José Ruiz de Arellano

                                                                                                                                                                                                                                                            Por Juan A. Lucero                                                                                                                                                                                                                                    El 16 de enero, se cumplen 267 años del deceso, del fundador de San Antonio de Areco, el general José Ruiz de Arellano, que fue enterrado en la actual Basílica de Nuestra Señora de la Merced, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde figura en el libro de difuntos asentado de la siguiente forma: “Semana del Domingo 16 de Enero de 1752. En la Merced, entierro de Cabildo Eclesiástico a Don Joseph Ruiz de Arellano como hermano de la Cofradía de N. G. P. San Pedro. Era natural del Milagro, lugar de Navarra, dos veces casado en esta ciudad. Con los bienes de la primera esposa llamada Doña Rosa de Giles y suyos hizo la Iglesia de Nuestra Señora de Merced y era de 76 años.”                                                                                                                               Sus  restos, descansaron en la cripta de la antigua Capilla del Patriarca San José, conservada dentro de la actual Iglesia de la Merced.

Se instalo en la Trinidad (Actual Buenos Aires), según cita Burgueño en el año de 1692, mientras sus hermanos Sebastián, se instala en Santa Fe; Antonio en Asunción del Paraguay y Felipe en San Nicolás de los Arroyos, de esta forma tenían cubierto la línea comercial entre Buenos Aires y Asunción del Paraguay. El 26 de (mayo/junio) de 1699, se casa con Doña María Rosa de Giles, de 17 años, el novio tenía 23 años de edad.

En 1705, participó con el grado de capitán en la campaña contra la Colonia del Sacramento. Fue elegido Regidor del Cabildo de Buenos Aires en los años 1709 y 1710, en 1711 y 1715, fue elegido Alcalde de segundo voto, y en 1716 fue electo Alcalde de primer voto. Ocupo el cargo de lugarteniente de gobernador y desde 1713 Alcalde Provincial de Hermandad. Para la década de 1730 el matrimonio de Rosa de Giles y José Ruiz de Arellano, según algunos cálculos eran propietarios de más de 86.000 hectáreas de estancia.

Fallecida su primera esposa contrae segundas nupcias con María Teodora de Suero, que lo sobrevive.

Si bien el oratorio y la capilla luego son instalados en la estancia de su suegro Pedro de Giles, que muere hacia 1721 o 1722, a partir de allí, será el matrimonio Giles-Arellano, quienes le dan impulso a los actos de fe en la capilla, logrando que en 1730 se la declare parroquia de San Antonio de Padua.

Fallecida Doña Rosa, se nota que su segunda esposa no esta tan presente en la estancia, por lo menos no al nivel que lo hacía la primera, pero José será un activo feligrés en la parroquia, hasta que después de 1746 e impedido de montar, se nota su ausencia la estancia del río Areco.

El 28 de octubre de 1738, propuso al Cabildo construir el fuerte de Arrecifes, para defender a los pobladores, siendo comisionado el mismo para su construcción, «por su gran inteligencia en estas materias y conocimientos de todo el país y de aquellos vecinos », ese mismo año hace el padrón de la campaña bonaerense.

El 21 de julio de 1746, empeñado en cumplir la voluntad de su primera esposa y la suya propia de concluir las obras del templo, y alegando además estar viejo y enfermo, decide vender parte de sus tierras y ganados. Con el mismo objeto, se le autorizó en noviembre de 1749 a recoger el ganado alzado en los campos de Areco.

En el año 1750, con el fin de que con su venta se propenda a la habitabilidad  de la zona, firma la donación de su estancia a la iglesia local, el 17 de julio del año 1750.  Con las sucesivas ventas efectuadas por los sacerdotes que estuvieron a cargo de la Iglesia, fueron ampliando el primitivo grupo urbano que se creara bajo su amparo y que diera sustento legal a la designación de parroquia, el 23 de octubre de 1730.

Don José Ruiz de Arellano, deja esta vida terrenal, dejando tras de sí un legado donde puso su capacidad e ingenio al servicio del crecimiento  y mejora de la ciudad y su jurisdicción, desde actos de fe hasta hechos de guerra cubren el amplio panorama social, político, económico, jurídico y militar que realiza en su dilatada vida, fallece respetado por el vecindario, hoy lo recuerdan pueblos e Iglesias, fue uno de los tantos hijos de España, que llegaba con la ilusión de labrarse un futuro prospero, en estas tierras de América, cosa que logro ampliamente.

Juan A. Lucero