Llegan los últimos granaderos. Por Juan Aurelio Lucero

 

Corría el año de 1826, llegaba a Buenos Aires una tropa harapienta con caballos viejos y cansados, cuyos jinetes estaban agotados por años de lucha, eran la contracara de la tropa altiva y orgullosa que diez años antes había salido hacia Mendoza, pasando por Areco, al mando de José Matías Zapiola.

De esta forma ingresaban a Buenos Aires, los últimos 78 granaderos, traían 23 carretas con todo aquello que pudieron rescatar en Chile y Mendoza (sables, monturas, frenos, correaje, lanzas, banderas, uniformes, etc.), eran los restos del Ejército de Los Andes; lo hacían después de 10 años, sin ver a su familia, cansados, varios enfermos, andrajosos.

Partieron de Mendoza, el 13 de enero de 1826, trascurrieron su camino por el viejo camino Real, pasando por el paso de las carretas, dentro del Pago de Areco, llegando a Buenos Aires el 19 de febrero, estaban a las órdenes del coronel José Félix Bogado.                                                                                                      

Solo 6 de ellos habían cumplido con toda la campaña: El Sargento Mayor Paulino Rojas; el Capitán Francisco Olmos; los Sargentos segundos: Patricio Gómez, Damasio Rosales, Francisco Vargas y el Sargento trompa Miguel Chepoyá.

ERAN HÉROES, y nadie salió a recibirlos, nadie los vitoreó, nadie…,   en esa entrada que debió ser triunfal.

El presidente Bernardino Rivadavia por decreto del 23 de abril de ese año, los designo su escolta presidencial, participaron en la Guerra del Brasil siendo escolta del General Jefe del Ejercito de Operaciones Carlos de Alvear, junto a él se encontraba el doctor Benjamín Vieytes, el regimiento al finalizar el conflicto fue disuelto y su personal fue distribuido en diversos cuerpos del ejército.         

El 28 de mayo de 1880, llegaba al puerto de Buenos Aires el vapor Villarino (Hoy restos de este vapor se pueden ver en la costanera de Puerto Madryn), trayendo los restos del Gral. José Francisco de San Martín, fallecido en Boulogne-Sur-Mer (Francia) el 17 de agosto de 1850; los últimos 7 Granaderos a Caballo que aun vivían (parte de aquellos 78 llegados en 1826),  viejos ya, por su propia cuenta y determinación se reunieron, vestidos con los restos de sus antiguos uniformes y marcharon a caballo al puerto a recibir a su jefe, escoltaron el féretro hasta la catedral y allí montaron guardia a la entrada del mausoleo durante toda la noche, al amanecer se despidieron y se perdieron en la historia.

El 29 de mayo de 1903 el presidente Roca firma el decreto que permitió la recreación del Regimiento de Granaderos a Caballo, usando como uniforme de parada el que diseñara el Gral. San Martin; al Regimiento lo componen 7 escuadrones: 1- Ayacucho, 2- Chacabuco, 3- Junín, 4- Maipo, 5- Montevideo, 6- Riobamba (montado sobre caballos criollos) y el 7- Escuadrón San Lorenzo.

En 1907 el presidente Figueroa Alcorta designa al regimiento Escolta Presidencial; desde entonces cada mañana puede verse a un grupo de 7 granaderos marchar desde la casa de gobierno a la catedral, donde dos de ellos quedan montando guardia a la entrada del mausoleo del Gral. San Martin, cada dos horas regresan los otros cinco y se efectúa el cambio de guardia, hasta el final del día en que los 7 regresan a la casa rosada; así cada día, bajo el sol o la lluvia, los 7 granaderos custodian los restos de su jefe.

¿Porque siete? ¿Porque no 10 ó 12?

El Regimiento al usar en reiteradas oportunidades el número 7 lo hace en recuerdo y homenaje a aquellos siete granaderos, que aun hoy custodian los restos de su jefe.

Juan Aurelio LUCERO: Investigador de la historia y escritor