Ese día de 1945, una multitud de trabajadores se concentró en Plaza de Mayo a favor del entonces coronel y secretario de Trabajo.
El entonces coronel era el hombre más poderoso del Gobierno militar que había derrocado al presidente Ramón Antonio Castillo y que encabezaban los generales Arturo Rawson, Pedro Pablo Ramírez y Edelmiro Farrell.
Un 17 de octubre con sentir
Por el creciente prestigio del Perón, la cúpula militar le exigió su renuncia a todos los cargos ante lo que el coronel brindó, al día siguiente, un discurso desde el balcón de la Secretaría de Trabajo ante una multitud donde detalló una lista de reivindicaciones laborales que deseaba impulsar.
Ese hecho generó la orden del Gobierno militar de detenerlo y procesarlo. El 11 de octubre, Perón y Eva se fueron en automóvil con la intención de instalarse en una isla del Delta y estar allí escondidos. La búsqueda duró hasta el el 13 de octubre cuando el coronel fue detenido y llevado a la Isla Martín García.
Pero el poder de Perón -y su relación aceitada con la dirigencia gremial- desató una huelga general exigiendo la libertad del militar quien terminó trasladado al Hospital Militar de Palermo, lugar al que arribó el 17 de octubre.
La huelga fue tan contundente que el gobierno de facto cedió y le otorgó a Perón la posibilidad de dirigirse a la multitud que se reunión en Plaza de Mayo.
A las 23.10, Perón salió a un balcón de la Casa Rosada y dio un discurso de fuerte contenido social, con promesas de mejoras y un cierre con un pedido de paz para que los trabajadores allí presentes volvieran tranquilos a sus hogares.
Luego de esa histórica plaza, Perón fue liberado y así, el 17 de octubre se constituyó en una fecha clave y especial para los, desde entonces, denominados peronistas.
Perón retomó así la actividad política, con fuerte incidencia en el Ejército, además de casarse -el 22 de octubre en Junín- con Eva Duarte, quien fue parte importante del proyecto y la liturgia peronista.
Fuente: CLARIN