Benavente en el Monumento Cristo Redentor
En la Basílica del Santísimo Rosario, ubicada en las calles Belgrano y Defensa de la ciudad Autónoma de Buenos Aires, hay un monumento que recuerda a un obispo dominico llamado , fue Obispo de cuyo durante 1899 a 1910.
Este vecino de Areco no es uno más de los tantos obispos de la Argentina, basta saber algo más de su vida, para admirarlo y sentir el orgullo de saber que su vida y su obra están unidas a San Antonio de Areco.
Fray Marcolino del Carmelo Benavente, nació en San Antonio de Areco, el 17 de agosto de 1845, en plena época del gobierno de Juan Manuel de Rosas, hijo de una devota familia cristiana, sus pasos se dirigieron al estudio en distintos colegios, el de Laroseu, el Plata y el Jordán, ingresando ala Orden dominicana para sus estudios eclesiásticos, donde es ordenado sacerdote en 1868 con 23 años de edad, al igual que San Antonio de Padua se destaca en las artes de la oratoria, siendo elegido en la Argentina para representarla ante él Papa en el Vaticano, siendo elegido el mejor orador de la Iglesia Católica Apostólica Romana.
En ocasión del jubileo sacerdotal del Papa León XIII, el gobierno le confió la misión de representar a nuestro país en calidad de embajador especial de su Santidad, el Papa lo considero apóstol activo, obsequiándole un anillo y otorgándole el uso del bonete de los predicadores, a su regreso al país el presidente Bartolomé Mitre lo condecoro, por la brillante misión en el Vaticano.
El 8 de julio de 1895, frente un grupo de estudiantes de la Sección Sur del Colegio Nacional de Buenos Aires (después Colegio Nacional Bernardino Rivadavia), junto con los de la Escuela Nacional de Comercio, Gabriel L. Souto, lanzo la idea de hacerle un mausoleo a Belgrano en el atrio donde descansaba bajo una sencilla losa con la leyenda “Aquí yace el general Belgrano”, en la comisión de Presidentes Honorarios junto a los ex –presidentes Bartolomé Mitre, Julio A. Roca y Carlos Pellegrini; el Obispo Auxiliar de Buenos Aires Monseñor Agustín Boneo y otros más, encontramos a Fray Marcolino del Carmelo Benavente, la obra fue inaugurada el 20 de junio de 1903.
Teniendo como sede el Colegio Lacordaire, implanto en el país la institución de los Padres docentes.
Esta y otra serie de obras hizo que tiempo después fuera considerado para ocupar una sede obispal, estando vacante la de Cuyo, el 12 de marzo de 1899, el Arzobispo de Capital monseñor Doctor Castellanos, lo consagra elevándolo al episcopado de Cuyo.
Para esta época, ya son legendarias sus dotes de orador y pastor, con una gran llegada a la gente, logrando aprecio y estima por doquier.
Tomando como propio, el pedido que hacia el Papa León XIII al comenzar el siglo XX, quien a través de sus cartas encíclicas rogaba por una mayor devoción por el Cristo Redentor, el encara la enorme tarea de hacer un Cristo, para tal fin logra la donación de cañones de bronce, y por colecta el dinero necesario, para que el escultor Mateo Alonso, plasme la obra quedando la misma en exhibición en el patio del Colegio Lacordaire, obra que con 7 metros de alto y 350 toneladas de peso, será transportada en 1904 a Mendoza, e instalada en el limite entre Chile y Argentina, a 3.854 metros de altura en el paso de Bermejo, por donde en 1817 pasara una columna del Ejercito de los Andes al mando del General Juan Gregorio de las Heras.
En la inauguración realizada el 13 de marzo de 1904, estarán presentes las principales autoridades de ambos países.
El 12 de abril de 1905, en San Juan, Benavente funda el Instituto dela Sagrada Familia de Nazareth, hoy con sedes en todo el país.
Fray Marcolino del Carmelo Benavente, falleció el 28 de septiembre de 1910.
Fray Benavente que murió siendo Obispo de Cuyo , tan lejos de su pueblo, logró que en la actual Ciudad Autónoma de Buenos Aires fuera erigido poco después de su muerte, el monumento que lo recuerda, por suscripción popular, en las calles Defensa y Belgrano de la ciudad de Buenos Aires.
Juan Aurelio Lucero
Investigador de la Historia
Como hija espiritual (soy Hermana de la Sagrada Familia de Nazareth), de Fray Marcolino Benavente, al leer hoy en su aniversario, esta hermosa semblanza de nuestro querido Padre, oriundo de San Antonio de Areco, me llene de emocion y surgen en mi interior muchas preguntas, que tal vez, el eximio historiador Juan Aurelio Lucero sepa contestar: ¿ se conoce el lugar donde vivia la familia de Fray Marcolino? ¿La Iglesia donde fue Bautizado? ¿ Existen todavia los Colegios donde curso sus estudios?
¡ Cuanto desearia saberlo! Y conocerlos ,visitarlos!
¡ Felicitaciones a esta agraciada ciudad que fue bendecida con el nacimiento de un verdadero y gran HOMRE DE DIOS : FRAY MARCOLINO DEL CARMELO BENAVENTE, a quien hoy sus HIJAS DE LA SAGRADA FAMILIA DE NAZARETH, honramos y recordamos. Y ¿ no seguiran brotando en esa bendecida tierra, nuevas semillas de jovenes que a su ejemplo quieran Consagrarse al Señor y al servicio de los pobres Asi Dios lo quiera.
Hermana Victoria Noemi
Querida hermana buenos días! Soy sobrina nieta de Fray Marcolino, e intentaré responderle sus preguntas pero antes ¡Gracias por mantener su legado y seguir acrecentándolo!
Julio Marcolino Benavente Juárez fue su nombre original, hijo de José Ma. Benavente y su esposa Martina Juárez, quienes habiendo fallecido en un accidente dejaron huérfanos a Julio de siete años y a su hermano menor de dos, José María. Gracias a Dios una gran familia de abuelos, tíos y primos los rodeo. Será el cuarto de nueve hermanos en orden decreciente y doce años menor que el padre de los niños -quien era el primogénito- Cipriano Benavente, abastecedor y criador, al azar mi bisabuelo y su esposa, María Simona López de Benavente, mujer muy devota como toda la familia, quienes se hicieron cargo de la crianza y educación de los hermanos junto a sus doce hijos. Ellos residían tiempo en la ciudad de Buenos Aires, y tiempo en el campo, de San Nicolás donde residían los abuelos Catalina Arias y Enrique Benavente.
Así me llega a mí la narración familiar, tal cual se la transcribo y que al ser tradición oral seguramente a mí legó muy abreviada ya que soy la menor de toda esa gran familia….
Con un abrazo hermanado en Jesús y María me despido y espero en algo haya satisfecho su inquietud. Estela