Hace 20 años. Adiós a un ídolo. El automovilismo lloró la muerte del «Loco» Luis Di Palma

 

 

 Luis Rubén Di Palma, uno de los más grandes pilotos del país, murió ayer al caer el helicóptero en el que viajaba, en una zona rural de la localidad bonaerense de Carlos Tejedor.

Di Palma retornaba hacia Arrecifes, su ciudad natal, desde Santa Rosa, La Pampa, donde había estado junto a su hijo Marcos, que tenía previsto correr hoy en la Top Race.

La caída del helicóptero de Di Palma, el que usaba asiduamente, ocurrió a las 17.30 y la muerte del piloto fue instantánea.

La nave cayó en terrenos del establecimiento «10 de Noviembre», perteneciente a la estancia Lafuente Hermanos, ubicada a unos 30 kilómetros del pueblo de Carlos Tejedor, dijo José Luis Zanetti, segundo jefe de bomberos de esa ciudad situada a 470 kilómetros al noroeste de la Capital Federal.

Di Palma, de 55 años, padre de José Luis, Marcos, Patricio y Andrea, todos pilotos, desde Arrecifes, su ciudad natal, escribió uno de los capítulos más trascendentes del automovilismo argentino.

Di Palma viajaba solo en el helicóptero Robinson R-44 de cuatro plazas color azul, matrícula LV-WIF, según informó la Policía.

La caída del helicóptero fue vista por un peón del establecimiento rural, quien alertó a la policía sobre el suceso.

Apenas llegados al lugar, policías y bomberos de Carlos Tejedor encontraron el cuerpo al lado de la aeronave, que no alcanzó a incendiarse.

A metros del lugar fueron hallados documentos a nombre de Luis Rubén Di Palma.

Los investigadores trataban de determinar las causas del accidente.

«El Loco» había partido por la mañana desde su hangar privado de Arrecifes hacia Santa Rosa, en cuyo autódromo aterrizó el helicóptero y no, como se acostumbra, en una estación aérea.

Solamente se comunicó con la torre de control del aeroclub de Junín a las 10.30, pero luego no se tuvo conocimiento sobre sus movimientos.

Llegó a Santa Rosa para ver a su hijo Marcos, quien ayer pudo hacer el mejor tiempo en la categoría Top Race a bordo de su Chevrolet Vectra.

Lo asistió a Marcos en la mecánica del auto y, satisfecho, emprendió el regreso hacia Arrecifes, pero no avisó a ninguna torre de control de Santa Rosa o de Arrecifes sobre su viaje de vuelta, según dijeron fuentes de la Fuerza Aérea.

El lugar del accidente está situado a 35 kilómetros al oeste de Carlos Tejedor. Para llegar hasta allí hay que seguir 15 kilómetros por una ruta asfaltada y los 25 kilómetros restantes, por un camino vecinal, de tierra. Según los agentes, el helicóptero se estrelló a pocos metros del camino.

Ficha personal

Nació: el 27 de octubre de 1944, en Arrecifes.

Debut: a los 19 años en TC.

Primera victoria: 31 de mayo de 1964, en la Vuelta de Arrecifes.

Corrió en: TC, TC2000, Sport Prototipos (71-72), Mecánica Argentina F-1 (74 y 78), Supercart.

Carreras corridas: 215.

Victorias: 20.

Títulos: TC Fórmula A (1970) y TC (1971), TC2000 (1983), Sport Prototipo (1971 y 1972), Mecánica Argentina F-1 (1974 y 1978), Supercart (1983).

«No hay dudas de que fue un fuera de serie»

No se puede explicar lo que significó Luis Rubén Di Palma. Es algo que se siente. Sin entrar en comparaciones, «El Loco Luis» fue el último gran ídolo del automovilismo argentino. Haber compartido carreras con él, como aquel mundial del «83, será algo que me llevaré como uno de los mejores recuerdos.

Todavía me cuesta creer que nos haya dejado. Pero así son las cosas. Hace un tiempo me había dicho que era muy raro caerse de un avión o helicóptero, y hoy tenemos que estar lamentando este accidente.

Luis Rubén Di Palma fue uno de esos tipos que podía tener un montón de problemas, económicos y de los otros, pero nunca se olvidaba de los fierros. Se levantaba todos los días a las 6 de la mañana para preparar su Torino pensando en la vuelta al TC. Y ojo que a pesar de haber pasado la barrera de los cincuenta, le daba pelea a cualquiera.

Con su aparición el automovilismo sufrió una transformación. El trajo el show a este deporte. Y tras él aparecieron pilotos que lo imitaban, que les gustaba ese estilo de manejo, único por cierto. Algunos lo mantuvieron y les fue muy bien, como el propio Traverso o el mismísimo «Gringo» Santángelo.

Qué otra cosas se puede decir en este momento más que agradecerle todo lo que nos dio, todo lo que nos hizo sentir. Será un antes y un después de Luis Rubén Di Palma. Fue un fuera de serie.

Su imagen quedará por siempre en el ambiente. Se ganó un lugar privilegiado, acaso apenas más abajo de Juan Manuel Fangio o algún otro fenómeno como él. Y lo hizo a fuerza de talento y corazón, como a le gustaba hacer las cosas.

Se fue un grande de verdad. De esos que no se ven todos los días.