Locademia: Racing bajó a River y está primero. Así festeja.

Barovero y Funes Mori no llegan. Es "el" gol. Estalla Racing.
Nicolás Montalá

Con sudor, con sufrimiento, con poco fútbol pero con un gran corazón, Racing bajó a River y quedó como único puntero a dos fechas del final. ¡Tiembla Avellaneda!

Es un retroceso, un lindo caminar por ese túnel del tiempo que tiene claras reminiscencias del apoteótico 2001, el año que se quebró el oscuro conjuro. Tiembla Avellaneda. Explota el Cilindro. Se viene abajo la ciudad. Racing está de nuevo en la lucha. Quedó ahí arriba, solito. Depende de sí mismo. Y construyó este nuevo sueño más fiel a su estilo, ¿cuál? El de sufrir, parir, llorar, gritar, reír, cruzar los dedos, meter cuernitos mostaceros, el de los huevos y el compromiso. Son unos 50.000 delirantes los que le dan forma a esta Locademia 2014, la de Milito, Saja, Bou y Cocca.

Hacía mucho tiempo que no se veía tanta euforia colectiva junta. Si bien es común ver el estadio a pleno, ayer no entraba ni un alfiler. Y, claro, salió a pasear por las tribunas uno de los himnos de la alegría: “Tenés que salir campeón, este es el año, ustedes poniendo huevo, nosotros alentando..”. El termómetro, nuevamente, lo marcó este ídolo que, pese a los años en el lomo, dejó en claro que es de otra clase: Diego Milito. Fue el más ovacionado, estuvo en la jugada del gol en contra de Funes Mori, en fin, hizo todo casi bien. Y, cuando fue reemplazado por Hauche, la gente le demostró que el amor es infinito.

Quedan dos estaciones más. Habrá que sufrir a la distancia contra Central para esperar en casa a Godoy Cruz. Habrá que confiar en el emblema que conduce a estos gladiadores, el cordobés Videla, el que terminó acalambrado, el que se comió la cancha, el que contagia, el que hace posible lo imposible con un desmedido esfuerzo físico. Otro fin de año, como aquel 2001: la Locademia está de nuevo.

Diario OLE