206º Aniversario de la muerte de Juan Hipólito Vieytes, orgullo arequero

«Corre el año 1815, nuestro héroe cumple cincuenta y tres años,postrado en su lecho de enfermo, desterrado en San Fernando de la Buena Vista.

Repasa  todos los años de la historia en la que fue su protagonista. Repasa éxitos y fracasos.

¡Cómo le habrán dolido las traiciones y las ingratitudes! Moreno, Alberti, Castelli, sus camaradas de la jabonería han muerto.

Para su consuelo recibe amorosos cuidados de su esposa Josefa y de hijo adoptivo Pepito que quiebra el silencio de la casa  con su algarabía de niño que muy poco entiende de lo que está por suceder.

El Párroco de San Fernando, Manuel de San Ginés visita periódicamente al confinado, para llevarle resignación cristiana.

En ese escenario llega la muerte en la noche del 5 al 6 de octubre de 1815 y es enterrado en ese pueblo, en un sitio contiguo a la Parroquia.

En ese tiempo todos los cristianos eran sepultados en el llamado «camposanto» que rodeaba a cada templo y se demarcaba  con el círculo de la sombra que dibujaba la torre en el trayecto de un día.

Luego de la demolición de la dicha Parroquia.

San Antonio de Areco, su cuna, guarda su gloria pero no ha podido custodiar sus restos.

Murió pobre, despojado de sus pocas pertenencias, de sus escritos, de sus libros, desterrado.

A la luz de la historia hoy nos animamos a decir que la Patria fue ingrata con él, pero si nos ubicamos en la escala de valores de «su tiempo», esa eran las reglas del juego.

Había entregado su vida a la Patria, así lo vemos y valoramos desde este presente. Como ha dicho Borges refiriéndose a sí mismo : «Dios le había dado los libros y la noche» .

(Aquí se transcribe en el libro, el acta de defunción)

«Así nació, vivió y murió nuestro hombre, nuestro prócer que desde un humilde pago de las pampas se elevó a los más altos cargos de gobierno. Patriota, amante de su pueblo y desinteresado al punto de morir en la pobreza y el destierro.

Así fue y fue arequero. tenemos para con él un eterno deber de gratitud.»

(Del libro «Juan Hipólito Vieytes» de Celia Coppa)