Día de San Cayetano: por qué se celebra el 7 de agosto, qué se le pide y cuál es la oración

Todos los años miles de creyentes en todo el mundo se congregan y conmemoran al Santo Patrono del Pan y el Trabajo.

Cada 7 de agosto, se conmemora el Día de San Cayetano. Todos los años miles de creyentes de todo el país concurren a su santuario, ubicado en el barrio porteño de Liniers, para celebrar la misa y pedirle por paz, pan y trabajo. 

La Iglesia Católica designó esta fecha en Argentina y en el mundo para recordarlo a él y a sus milagros. La misma coincide con el día de su fallecimiento, aquel 7 de agosto de 1547 en Nápoles, Italia.

En el país se lo conoce como el santo de los gestores administrativos, que ayuda a proveer y proteger el trabajo. Por tal motivo, es también llamado «Padre de la Providencia» o «Patrono del pan»

¿Qué día y por qué se celebra a San Cayetano?

San Cayetano nació el 1 de octubre de 1480, estudió derecho en Padua y después se dedicó al orden sacerdotal. De ahí en más se lo conoció por su oración, caridad y entrega al prójimo.

Él decía que»Dios lo había llamado a realizar una gran obra» así que se trasladó a Roma en 1506 y acompañó al Papa Julio II hasta su fallecimiento.

Todos los 7 de agosto, los católicos recuerdan los milagros que realizó durante su vida, principalmente, los relacionados al ámbito laboral. Además, solía focalizarse en las personas más humildes y desprotegidas. 

¿Qué se le pide a San Cayetano? 


En Argentina se cree que puede ayudar a las personas desempleadas o en búsqueda de trabajo a conseguir un nuevo empleo. Por lo que las oraciones están asociadas a dicho pedido. 

Oración a San Cayetano 


«¡Oh glorioso San Cayetano! Aclamado por todas las Naciones; Padre de Providencia, porque con portentosos milagros socorres a cuantos te invocan con fe en sus necesidades. Te suplico me obtengas del Señor oportuno Socorro en las angustias presentes y sea ello prueba de la bienaventuranza eterna. Amén.

Santísima Trinidad ¡Oh Divina Providencia! Concédeme tu clemencia, por tu infinita bondad, arrodillado a tus plantas, a Ti portento de toda caridad, te pido por los míos casa, vestido y sustento.

Concédenos la salud, llévanos por buen camino, que sea siempre la virtud que guie nuestro destino. Tú eres toda mi esperanza, eres el consuelo mío, en Ti creo, en Ti confío. Tu Divina Providencia se extienda a cada momento para que nunca nos falte casa, vestido, sustento y los Santos Sacramentos en el último momento». 

FUENTE: El Cronista