Asociación Argentina de Escritores Tradicionalistas. 19° Certamen de Cuento Corto Gauchesco. Pedro Varela premiado

LOS PREMIADOS

La Asociación Argentina de Escritores Tradicionalistas, tiene el agrado de comunicar los premiados en el 19° Certamen de Cuento Corto Gauchesco – 2023.

Primer Premio: “Hace tiempo”. Seudónimo “La Tapera” Autor: Irma Graciela Wagner de La Plata- Buenos Aires

Segundo Premio: “Un domingo en los pagos de Ramello”. Seudónimo “Chiripá” Autor: María Elisa Bernasconi de Río Cuarto- Córdoba

Tercer Premio: “Noche de peña”. Seudónimo “Colo” Autor: Pedro Eduardo Varela de San Antonio de Areco- Buenos Aires

Menciones: (sin orden de valor)

“Caluel” Seudónimo “Racimo” Autor: Reinaldo Miguel Caime de Ensenada- Buenos Aires

“El más allá del amanecer”. Seudónimo “Chusqui Bonilla” Autor: Nicolás Joaquín Luna de Luján- Buenos Aires

JURADO: Juan Carlos Pirali y Carlos Eduardo Reyes

La entrega de premios se llevará a cabo el día domingo 3 de diciembre, a las l6,00hs., en las instalaciones de la Agrupación Tradicionalista y Campo de Pato “LA MONTONERA”, sita en Cno. Rivadavia e/ Remedios de Escalada y Pacheco de la Ciudad de Ensenada.

Por Asociación Argentina de Escritores Tradicionalistas

Edgardo Miguel Calandrón                                                         Estela Edith Peña  

Presidente                                                                                               Secretaria

______________________________________________________________________________________________

SU OBRA LITERARIA Premiada

Noche de peña

Lentamente la noche se precipita sobre la plaza y sus calles empedradas. Se apagan los colores, dando paso a luces de estrellas. Inicio de la nocturnidad en un naciente fin de semana.

En el interior del bar, dos guitarras y un bombo, prueban sonido, esperan brillar con su presentación. Músicos en vivo harán dos entradas. En el interregno se bailaran danzas folclóricas con grabaciones.

Antenor, bien puesto y luciendo pilchas criollas, con cuero y metal fino.

Maria ruborizada por, las miradas intrigadas de los ocupantes de las mesas que rodean la pequeña pista y el sutil y desafiante perfil del galán.

Con airoso requiebro, hacia la donosa dama, Antenor, reclama que sea su compañera de baile, diciendo: — Para venir a este baile/ puse un lucero guía/ yo sabía que aquí estaba/ la prienda que quería. María con rápidos reflejos responde: — De amores me estás hablando/ de amores yo nada sé / pero si en amor sos sabio/ se me hace que aprenderé.

Suena la introducción de un Gato, acompañado por palmas acompasada de los presentes. — ¡Adentro!, invita el cantor, dando así inicio a la danza.

Con gallardía, él comienza la persecución; describen una vuelta completa seguida de un giro donde se acercan, breve reverencia de él, que no es correspondida por ella, mostrando indiferencia. Cesa el canto, mientras las guitarras lucen brillantes rasgueos, acompañados por serenos escobilleos y modosos zarandeos. Cambian de lado, variando las mudanzas, ya en tono más insinuante. Con la figura final, la coronación, Antenor a escasa distancia, en el centro de la pista, dando por concluida la primera parte, con la conquista casi consumada.

La segunda parte, de similar coreografía, es una reafirmación de la atracción, el sentir de sus almas y la expresión alegre del feliz encuentro.

La danza finalizó, aún resuenan los acordes de hábiles guitarreros. Los cuerpos se apaciguan y queda en el ambiente la estela de sus desplazamientos graciosos y de reminiscencias. En ese instante irrumpe doña Anacleta, mamá de María, diciendo: — Nena ya es hora de regresar, el coche afuera, está esperando.

La noche está «en pañales», Antenor, meditaba en su mesa saboreando unas empanadas de verdura acompañadas con su vino blanco preferido.

De pronto observa que en una mesa retirada, una joven solitaria mira los bailes, se arrima y le pregunta si baila, a lo cual ella contesta — pal baile mocito, soy un «queso». Azorado por la respuesta al instante réplica  — Yo soy como un ratón pal queso. La cosa quedó ahí pues no obtuvo ni un sí, ni un no… no insistió más.

En otra mesa estaba Urbina, esperando que la inviten a bailar; soltera y con apuro por su edad. Sin palabras en medio, salieron a la pista, sonaba una ranchera.

—Qué te parece si pedimos que cese la música pa´ las relaciones, dice la moza. Antenor contesta: — Yo dijo primero y vos respondes, agrega…  y grita: — «Pare la música que hay relaciones».

Se silencian las violas dando pie a la relación;

Dice él: «Yo soy como el picaflor/ que una flor anda buscando./ La de más lindo color/ es la que estoy observando.»

Responde ella: «Si sos como el picaflor/ y una flor andas buscando. /Prendete con mucho amor/ que yo te estoy esperando.»

Aplausos, algarabía y carcajadas del público, nuevo enlace de la pareja y siguieron bailando hasta finalizar la ranchera. Los cuerpos se aplacan y queda en el ambiente la estela de sus desplazamientos graciosos y de reminiscencias.

La luna llena, avanzaba su recorrido este-oeste, ya en el azimut se ocultaba. Las danzas terminaron, quedando en el aire vibración de sonoras guitarras. Aquietados los movimientos dejan recuerdos de gracia y tradiciones criollas de nuestros antepasados.

Pedro Varela. Cuento corto gauchesco.