Los tres días de protesta del campo -plasmados en un contundente cese de comercialización de productos agropecuarios- cumplieron con el objetivo de instalar en el debate público el fracaso de la política agropecuaria que llevó adelante este gobierno, en los últimos doce años.
Con esta acción, el campo le habló al gobierno, a la oposición y a la opinión pública, con un mensaje pensando en la coyuntura, pero principalmente en el futuro.
También quedó demostrado que las políticas llevadas adelante no protegieron la mesa de los argentinos y profundizaron la brecha entre lo que recibe el productor y lo que paga el consumidor por cada producto.
La prueba más evidente del fracaso de este gobierno es la situación de la producción agropecuaria en los países vecinos, donde no se perdió competitividad y se aprovechó para ocupar los mercados que la Argentina dejó disponibles.
A pesar de haber sido herido y perjudicado por tantos años, el campo sigue estando a la altura del desafío y espera un cambio de rumbo para poder desplegar todo ese potencial que lo convierte en un aliado inconfundible para el crecimiento y desarrollo del país.