Un terremoto volvió a desatar el pánico en Chile y el miedo en la Argentina

El sismo de 8,4° en la escala de Richter afectó buena parte de ese país y sus réplicas se sintieron hastaen Brasil; en Illapel, cerca del epicentro, se registró el único muerto; hay, por lo menos, nueve heridos

Por Federico Grünewald  | Para LA NACION

SANTIAGO, Chile.- Seis minutos antes de las 20 de ayer, el pánico volvió a apoderarse de Chile cuando comenzaron a crujir los edificios en las grandes ciudades de la zona central. El terremoto duró un minuto y tuvo su epicentro en el mar, frente a la Cuarta Región de Coquimbo, 43 kilómetros al oeste de Canela Baja.

Por lo menos una persona murió, nueve resultaron heridas y varias estarían desaparecidas cerca de Tongoy.

Le siguieron varias réplicas y una inmediata alarma de tsunami. Sin embargo, la situación fue muy diferente a la de la destrucción que dejó el terremoto de febrero de 2010. Ayer, la hora a la que tembló Chile y su alto nivel de preparación antisísmica ayudaron a que los daños y el número de víctimas fueran mucho menores, casi sin comparación.

Apenas sucedido el terremoto, la Cuarta Región quedó sin comunicación y energía, y el movimiento fue tan potente que lo sintieron en ciudades de Brasil, en Buenos Aires, Córdoba y otras provincias fronterizas como Mendoza (ver aparte), donde se reportó a través de la radio local la caída de al menos tres viviendas. Según reportó Sismología Chile, el temblor fue de 8,4 grados en la escala de Richter. El Servicio Geográfico estadounidense, que mide en una escala similar, cifró la magnitud en 8,3°. Hasta anoche se habían registrado 14 réplicas.

Los primeros efectos del terremoto fueron de pánico entre los chilenos. El Servicio Oceanográfico de la Armada emitió una alarma de tsunami y, 20 minutos después del remezón, comenzaron a llegar al borde costero las primeras olas tipo marejada. A diferencia de lo ocurrido en el gran terremoto de 2010 (8,8° en la escala de Richter), cuando la autoridad descartó la posibilidad de un tsunami. que finalmente fue devastador, ahora en Viña del Mar, La Serena, Coquimbo y Pichidangui los habitantes fueron evacuados hacia los cerros ante la posibilidad de que llegara un maremoto. Las primeras olas, sin embargo, alcanzaron los cinco metros y cubrieron algunas calles costeras de esas ciudades.

 

 

«Se hace indispensable la evacuación del borde costero», dijo el jefe del gabinete, Jorge Burgos, poco después del sismo, y comenzó el escape. Incluso todas las cárceles en las regiones afectadas fueron evacuadas.

En La Serena, que albergó en la última Copa América a la selección argentina, el shopping sufrió la caída de buena parte del techo y no se sabía de personas heridas, por lo menos una hora después del sismo. En ese lapso hubo cuatro réplicas muy fuertes, dos sobre los 7 grados y las otras sobre los 6 grados.

En Illapel, donde se registró la única víctima fatal conocida hasta anoche, se reportaron caídas de muros en algunas viviendas y el terror de las personas se manifestó cuando se volcaron a los supermercados y a las estaciones de servicio a llenar sus estanques de combustibles y a comprar alimentos, baterías y agua. En Valparaíso, Santiago, Los Vilos y otras localidades de la zona afectada, las familias huyeron en sus vehículos y provocaron gran congestión.

Denis Cortés, alcalde de Illapel, muy cerca del epicentro, informó que había visto casas con bastante daño en un recorrido por la ciudad. El jefe comunal fue quien confirmó al primer muerto del movimiento telúrico, a siete cuadras de la municipalidad.

«Fue una persona que murió aplastada por un muro de adobe», precisó desde la oscuridad.

Las calles de esta comuna y las de otras ciudades cercanas sirvieron también para que los habitantes pasaran la noche, ante el temor a que siguieran cayendo paredes y techos. «Fue dramático -relató Cortés sobre el momento del sacudón-. Costaba mantenerse de pie. Había que afirmarse como fuera y las personas que han vivido otros terremotos dicen que esto ha superado todo.»

Los servicios hidrográficos informaron que las primeras olas de un posible tsunami afectarían durante la primera media hora posterremoto a cinco localidades: Coquimbo, Valparaíso, Pichidangui, San Antonio y Quintero.

En Coquimbo, se confirmó que una tercera ola de cinco metros ingresó en la zona, sin causar víctimas, dijo el oceanógrafo Hermann Fritz, que monitoreaba los mareógrafos en esa ciudad. Advirtió que podían esperar olas de hasta 10 metros y llamó a los chilenos a no confiarse. Otra masa de agua de cinco metros de altura entró a las calles de la costa de Concón, junto a Viña del Mar, sin provocar muertes, pero inundando varias calles y locales comerciales.

El terremoto afectó a siete regiones de Chile, incluyendo a La Araucanía, por el Sur. Desde esa zona, la directora de emergencias Janet Medrano informó que en la localidad de Puerto Saavedra había al menos 3200 personas evacuadas y preparadas para la llegada de las olas.

En Santiago se ordenó el desalojo del aeropuerto, que luego informó que no tuvo daños estructurales, y hubo corte de luz en varias autopistas. El subte, sin embargo, mantuvo sus recorridos y el servicio no fue interrumpido y se mantuvo operativo hasta cerca de la medianoche.

A las 21.30, en el puerto de San Antonio se produjo una situación curiosa: comenzaron a evacuar la cárcel de la ciudad, ante el temor de que llegara un tsunami. El caos fue inmediato, pues no estaba contemplado un traslado de convictos y tampoco era muy verosímil que llegaran olas al penal.