La aplicación de una nueva política de comunicación

El macrismo intenta diferenciarse del modelo kirchnerista para ser más transparente

LA NACION

 

Michetti, Macri, Peña y Malcorra, ayer, en el Jardín Botánico, el lugar elegido por el presidente electo para dar a conocer a su equipo
Michetti, Macri, Peña y Malcorra, ayer, en el Jardín Botánico, el lugar elegido por el presidente electo para dar a conocer a su equipo.Foto:Ricardo Pristupluk

Ni discursos interminables, ni cadenas nacionales periódicas, ni un solo vocero que monopoliza las cámaras y los micrófonos sin lugar para repreguntas. Cuando faltan pocos días para asumir la presidencia, Mauricio Macri ya tiene diseñada la política comunicacional que sus voceros llevarán plenamente adelante desde que empiece su mandato, el próximo jueves 10.

¿Cómo será ese modelo? Cerca del presidente electo dan una respuesta concreta: más horizontal, transparente, de puertas abiertas. Lo opuesto -aseguran- a la política de comunicación con la que el kirchnerismo se va del poder, con Aníbal Fernández -y la propia presidenta Cristina Kirchner claro- como modelos emblemáticos.

El día a día de la comunicación presidencial cambiará desde la primera jornada, aseguran muy cerca de Macri. En realidad, el modelo ya comenzó a ponerse en marcha durante la transición, con conferencias de prensa del presidente electo y sus principales dirigentes el día después del triunfo electoral sobre Daniel Scioli, con la visita del canciller español, el domingo pasado, y la presentación del gabinete en el Jardín Botánico, ayer.

Que Marcos Peña, futuro jefe de Gabinete, haya estado en las tres oportunidades no es, claro, una casualidad. Será él quien salga cada mañana a «fijar la agenda» de los medios con el mensaje que se intenta transmitir, además de supervisar la estrategia global de comunicación, la misma tarea que lleva adelante desde que Macri cambió la presidencia de Boca Juniors por la jefatura de gobierno porteña.

Peña será, en general, el primer vocero, pero no el único. Está prevista la utilización de «voceros rotativos», según el área que esté al tope de las preocupaciones del Gobierno en cada jornada.

«Si hay un problema o un anuncio vinculado con el agro saldrá a hablar el ministro vinculado al área, y también invitaremos a que participen los periodistas especializados en esa área y que conocen más profundamente el tema», explicó uno de los responsables de esa nueva política, encabezada de hecho por el futuro secretario de Medios, Jorge Grecco, pero en la que participarán también el vocero de Macri, Iván Pavlosky, y los equipos de comunicación nacional, bonaerense y porteño.

Reparto equilibrado

En relación con la «transparencia», en Cambiemos prometen suministrar de manera «equilibrada» la información que surja desde el Gobierno.

«Todos tienen que tener lo mínimo, después cada uno podrá tener mayor capacidad o fuentes para ampliar esa información», explicaron en la casa de gobierno porteña, convertida ya en la antesala improvisada de la Casa Rosada para Macri y la mayoría de sus funcionarios.

¿Cuál será el rol de Macri en este esquema? Al igual que en sus discursos como jefe de gobierno desde 2007, y aún en los que ejerció el rol de candidato, Macri hablará poco en sus discursos, y recurrirá a la cadena nacional «en caso de emergencias o anuncios muy importantes», según cuentan a su lado.

El mensaje intentará ser siempre claro y conciso, y la intención será la de abrir espacio para las preguntas una vez que ese mensaje fuera transmitido. En Pro aseguran que a Macri no le pasará lo que a la Presidenta en septiembre de 2012, cuando tuvo que explicar ante estudiantes de la Universidad de Georgetown, Estados Unidos, por qué no daba conferencias de prensa en su país.

Claro que la «apertura» no será ilimitada. Por lo bajo, en Pro aseguran que las «puestas en escena» para el diálogo con la prensa tendrán una premisa: ser espacios «controlados» en los que se minimice la posibilidad de un imprevisto desagradable para el Presidente.

El ejemplo más claro fue el de ayer: los medios ingresaron a un Jardín Botánico vallado para los curiosos, y con un espacio reservado para la prensa, que tampoco tuvo acceso a charlar con los flamantes funcionarios designados, salvo los que fueron elegidos para responder las preguntas: Macri, Peña y la futura canciller Susana Malcorra.

Ni una palabra de más se dijo allí, se ufanaron en el flamante equipo de comunicación del frente Cambiemos.

¿Y el resto de los futuros ministros? Los no «autorizados» no hablan, la mayoría de ellos ni siquiera en off the record, desde hace días. «Será algo pasajero, cuando nos acomodemos todos y tengamos planes y equipos consolidados esta situación se termina», prometieron los encargados de la comunicación del nuevo gobierno nacional.

La estrategia con los medios

El futuro presidente promueve una política de comunicación más horizontal, transparente y de puertas abiertas, que se diferencie del modelo kirchnerista

Desde su elección, Macri ya brindó tres conferencias de prensa: el día siguiente al ballottage, el domingo pasado, con la visita del canciller español, y ayer, en la presentación de su gabinete

Hasta el momento se mantienen limitaciones, como el acceso libre de la prensa a varios de los ministros y funcionarios designados