Para leer. «¿Donde dormiré mañana?»

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Todos seguramente tienen historias para contar, porque en el transcurrir de la vida vamos cosechando vivencias constantemente, algunas pueden ser simples, otras cargadas de aventura, dramatismo y hasta de terror. Pero no todos sabemos compartirlas o vivimos una vida rutinaria carente de grandes sobresaltos y por ende los relatos son diferentes.

Pero existen los aventureros, esas personas que disfrutan del descubrimiento constante como un aprendizaje de vida y este es el caso de Rosana Stipicevich y Osvaldo “Negro” Ruiz, quienes recorrieron once países en bicicleta en poco más de un año.

Rosana fue escribiendo un diario de viaje y luego publicó un libro al que llamó ¿Donde dormiré mañana?.

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Lucas Del Río, otro aventurero amante de los viajes, la entrevistó para BTI

“Yo Soy de Entre Ríos, pero hace siete años que vivo en Baradero, todo empezó cuando vivía en Buenos Aires, hice una travesía en bicicleta desde Bolivia hasta Perú al Machu Pichu y ahí conocí a un baraderense que se llama Norberto Ruiz y con él decidimos emprender esta aventura

Yo vendí un auto que tenia, mi novio junto plata y la idea era viajar hasta donde nos diera el dinero y llegamos hasta México.

Llevábamos cada uno en la bicicleta dos alforjas que van agarradas a la bici donde pusimos la ropa, que era bastante escueta, ya que la mayoría de los países que recorrimos son con clima tropical, después llevábamos medicamentos, herramientas por si se nos rompía la bicicleta, máquina de fotos, libros para el diario de viaje y no llevábamos mucho más que eso”.

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Comenzó contando Rosana, para luego hablar de la hazaña, aunque a ella le gusta más destacar lo vivido y no los kilómetros recorridos ya que el viaje tuvo como objetivo principal “vivir” y conocer mucho más que el paisaje;

“La idea del libro surgió de compartir con la gente una experiencia hermosa que vivimos que fue hacer un viaje en bicicleta desde el sur de Brasil hasta México, específicamente de Santo, que queda cerca de San Pablo hasta México, esa aventura duró un poco más de un año.

Recorrimos toda la costa de Brasil, luego pasamos a Venezuela, de Venezuela a Colombia, después nos fuimos en avión a Cuba, la recorrimos en bicicleta, volvimos nuevamente a Colombia pasamos por Panamá, Costa Rica, Nicaragua, El Salvador, Honduras, Guatemala, Belice hasta que llegamos a México, eso nos llevó un año y dos meses”.

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Rosana, fue escribiendo a mano alzada en distintos cuadernos los hechos que sentía que eran importantes recordar, resaltando lugares, costumbres, nombres, sensaciones, quizás sin saber que alguna vez con todo ese material haría un libro, solo lo hacía con la idea de releerlo algún día;

“Al principio pensas que te vas a acordar de todo, pero empezar a conocer lugares, ciudades, gente, se empiezan a sumar las anécdotas y te olvidas, entonces decidí escribir un diario de viaje anotando todo para no olvidarme de nada.

Decidí escribir el libro porque conocimos a tanta gente que te enseña tantas cosas, que guardas en el corazón y deseábamos compartirlas.

Yo en el libro intente hablar de las vivencias, no contar cuantos kilómetros hice en bicicleta como si fuera una hazaña porque no es lo que busco transmitir. Me interesaba hablar de las enseñanzas que te deja el día a día compartido con la gente más sencilla, que es donde están las grandes enseñanzas”

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Siguiendo la línea de las vivencias, Rosana contó cómo fue pasar las fiestas en pleno viaje;

“Navidad y Año Nuevo nos tocó en Venezuela, Navidad fue en una travesía y Año Nuevo lo pasamos en un pueblo que se llama el Pauji, ahí tuvimos la suerte de probar la comida típica que se hace para las fiestas en Venezuela, ese pueblo que será como Alsina, tiene como tradición encender una fogata a las 11 de la noche y ahí se juntan todos, con la comida y la bebida, allá la bebida que más se consume es el Ron y la comida se llama Aiatas, muy parecido al tamal, donde en la hoja de plátano colocan un preparado a base de maíz y carne de distinto tipo; eso lo preparan y lo comparten con todos los vecinos y turistas”.

Sobre miles de kilómetros recorridos, el recuerdo que tiene más presente es el de una persona, un cubano que se cruzó en sus vidas y los enamoró;

“El recuerdo más lindo es un abuelito que conocimos en Cuba que el solo haberlo conocido valió la pena todos los kilómetros recorridos, ahí entendí que existe el amor a primera vista porque no es exclusivo de las parejas, fue alguien que conocimos y nos llegó al alma así de un momento para el otro.

El irnos de Cuba fue lo más triste porque no queríamos despedirnos de él, tenía una historia muy particular, amaba a los argentinos, era una persona muy humilde, tenía una sabiduría innata, una historia muy rica, el se dedicaba a regalar agua, hoy se vende todo y su trabajo era regalar agua. Gente que te enseña con su ejemplo”

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Difícilmente quien vivió la experiencia y tiene ese concepto de la libertad, pueda librarse fácilmente de esa necesidad de viajar, por eso cerca o lejos un nuevo proyecto se empieza a gestar;

“La idea es hacer otra travesía, si las cosas se dan seria recorrer Italia y viajaríamos en Junio”.

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Por último, al menos en este viaje, Rosana cuenta como eligió el titulo de su libro, que le robamos para enmarcar esta nota;

“El título del libro surge porque era una pregunta recurrente, cuando estás en un lugar sabes que donde vas a dormir, pero viajando te lo preguntas, entonces ¿donde dormiré mañana? es porque no sabía nunca donde iba a estar al otro día”.

 

El libro se puede comprar en una página que se llama ¿Donde dormiré mañana? Allí se pueden contactar con ellos, y desde la lectura sumarse a la aventura.

Fotos: www.dondedormiremañana.com

GB BTI