Don Pepe recibió un loro por su cumpleaños; ya era un loro adulto, con una muy mala actitud y vocabulario. Cada palabra que decía estaba adornada por alguna palabrota, así como por un muy mal genio.
Pepe trató desde el primer día de corregir la actitud del loro, diciéndole palabras bondadosas y con mucha educación. Le ponía música suave y siempre lo trataba con mucho cariño, pero llegó un día en que Pepe perdió la paciencia y le pegó un gritó al loro, el cual se puso aún más grosero, así que en un momento de desesperación, Pepe lo agarró y lo puso en el congelador.
Por un par de minutos escuchó los gritos del loro y el revuelo que causaba en el compartimento, hasta que de pronto no se escuchaba nada y todo era silencio. Luego de un rato, Pepe arrepentido y temeroso por la posibilidad de haber matado al loro, rápidamente abrió la puerta del congelador. El loro salió y con mucha calma dió un paso al hombro de Pepe y le dijo: TodoMail |
El loro en el congelador me da risa. El cuento se llama «Loro en el congelador alemán»
(Pero los loros no son groseros) El loro: Soy el don ersnan