La odisea de un chico que se perdió una noche en el bosque de Esquel

Santino, de 12 años, iba en una excursión junto con su familia para escalar un cerro, pero decidió separarse; con su perro, pasó 24 horas a 13°C bajo cero

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Ana Tronfi

PARA LA NACION

 

ESQUEL.- Lo salvó su instinto. Así podría resumirse la odisea que vivió Santino, de 12 años, luego de deambular, perdido, por el bosque del Parque Nacional Los Alerces, durante 24 horas y en medio de temperaturas que llegaron hasta los 13 grados bajo cero.

El operativo de rastrillaje para encontrarlo, en la ladera del parque, incluyó 76 personas, entre guardaparques, gendarmes, bomberos y agentes de Defensa Civil. Además, hubo dos drones, un avión y perros entrenados para la búsqueda.

Santino sobrevivió junto a su perro labrador, Chocolate, cubriéndose con las hojas. El chico perdió el rastro del refugio al que lo había enviado su madre en medio de una excursión familiar para escalar el cerro La Torta, de unos 1300 metros de altura y ubicado en la ladera del parque.

La historia comenzó el sábado por la tarde, cuando la madre del chico, su pareja, Santino y su hermano de ocho años decidieron escalar el cerro, un lugar conocido para ellos, que son de Trevelin. «Subieron el sábado para hacer cumbre y pernocte en el refugio del lugar. Iniciaron la escalada, dejaron algunas cosas en el lugar en donde tenían previsto dormir y siguieron subiendo», relató a la nacion Ariel Rodríguez, jefe de Guardaparques de Los Alerces y uno de los coordinadores del operativo de búsqueda.

Sin embargo, a unos 50 minutos de la cumbre, Santino se cansó y le pidió a su madre quedarse en el lugar. «Tenía que esperar en una roca, pero una vez que la familia siguió, el chico decidió volver al refugio y se perdió», dijo Rodríguez.

Santino y su perro Chocolate, los protagonistas de una travesía con final feliz
Santino y su perro Chocolate, los protagonistas de una travesía con final feliz. Foto: Diario Jornada

«Cuando la familia llegó al lugar en donde debía estar, vieron que no había nada. Siguieron al refugio pensando que estaría allí, pero eso tampoco ocurrió. Entonces lo buscaron en los alrededores. A las 21 llegó la alerta al grupo de WhatsApp de los andinistas y comenzó todo el operativo», dijo Rodríguez.

Tras los pasos

A la medianoche ya había junto a los familiares del chico unas 25 personas listas para participar del operativo de búsqueda. Con el correr de las horas se sumaron Gendarmería, el Club Andino de Esquel, guardaparques, Defensa Civil de la provincia, Bomberos y se gestionó la participación del Ejército.

Los rastrillajes duraron toda la noche. «En la base, la temperatura marcaba ocho grados bajo cero, pero arriba, donde se hacía la búsqueda, llegó, a las 6, a los 13 bajo cero», contó el jefe de Guardaparques del Parque Nacional Los Alerces. Y agregó: «La búsqueda se organizó por cuadrículas y con GPS».

Se sumaron al operativo los perros entrenados para la búsqueda de personas de Trevelin: abrían camino, indicaban el rumbo y hasta encontraron migas de galletitas que llevaba Santino.

El chico tomó un camino propio: en medio del bosque cerrado, recordó que alguna vez le habían dicho que tenía que bajar si se perdía, porque se encontraría con la ruta 71, que rodea el cerro. Se subió a los árboles para definir el rumbo y siguió caminando.

Pasó la noche tapado con la hojarasca y hasta durmió un rato, según relató más tarde. Anteayer a la tarde, apareció en la zona denominada Los Tepues. Allí, lo vio un guardafauna.

Marcelo Sosa, de la Unidad Canina Trevelin, fue uno de los que participaron del operativo. «Cuando tomamos intervención había ocho grados bajo cero. Es un bosque que si no conocés te perdés. Creo que fue un fuerte instinto el que salvó al chico», dijo. Y agregó: «Tuvo un dios aparte, porque con la temperatura que hacía, la escarcha y el frío, por lo menos atinó a taparse. Eso lo salvó», sostuvo Sosa.

Desde el refugio que debía encontrar hasta el paraje donde apareció hay unos cuatro kilómetros en línea recta. «Pero teniendo en cuenta que hay bosques, el camino es sinuoso y tiene muchas vueltas para seguir la marcha», explicó Rodríguez.

Cuando lo encontraron, estaba bien. «Santino dijo que se había dado cuenta de que equivocó el sendero. Pasó por la derecha del refugio y terminó en un cañadón, con lo que decidió bajar siguiendo un arroyo. Explicó que se subía a los árboles para llegar a Bahía Rosales [donde hay un puesto en el que podría haber pedido auxilio]», indicó Rodríguez.

Una vez en Villa Futalaufquen, lo revisó un médico. «Sólo le faltaba hidratarse un poco», contó.

El comandante Pablo Badié, jefe del Escuadrón 36 Esquel de Gendarmería Nacional, relató: «Estaba cansado, con mucho frío y tenía los pies hinchados después de tanto esfuerzo». Y señaló: «Se las rebuscó para sobrevivir. Se subió a los árboles para orientarse y divisar un lago o algún punto de referencia. Es un valiente. Es muy lindo hacer senderismo, estamos rodeados de montañas en esta zona. Pero sin duda debemos tomar recaudos para que estas cosas no ocurran».

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