9 de julio de 2016: una celebración plena de júbilo patriótico. Por arquitecto Eduardo Clancy

 

 Primera de tres notas.

Celebramos este año los 200 años de la Declaración de la Independencia de las” Provincias Unidas de Sudamérica”, tal como se las llamó por aquellos días en el Congreso de Tucumán .

Aquella Declaración se hacía eco del Plan Continental trazado por nuestro Libertador Gral. José de San Martín, que excedía con creces lo que hasta ese momento eran las fronteras del Virreinato del Río de la Plata. Su meta era la emancipación de todo el sub-continente, en coincidencia con el pensamiento de Simón Bolívar.

Ambos eran herederos del gran venezolano Francisco de Miranda, apóstol y promotor de la independencia hispanoamericana. El 14 de julio de 1816, a 27 años de la toma de La Bastilla, Miranda moría en la prisión de La Carraca en Cádiz  traicionado y entregado al enemigo por sus compatriotas, entre ellos el mismo Bolívar.

En 1816, la España de los Borbones, con el respaldo de una Monarquía absolutista restaurada en la Europa post-Napoleónica, avanzaba a grandes pasos en la recuperación de sus colonias y la eliminación de los focos de rebeldía que habían  surgido en todo el sub-continente .

Con la mira puesta en la implementación de su Plan Continental,  San Martín había movido los hilos de la política para ser nombrado Gobernador Intendente de Cuyo en agosto de 1814.            La provincia de Cuyo había sido creada por la Asamblea del año XIII a su medida, ya que él consideraba a la ciudad de Mendoza  como la base estratégica para la preparación de su campaña. En mayo de 1816 , San Martín impulsó el nombramiento de  Juan Martín de Pueyrredón como Director Supremo por el Congreso de Tucumán . Al poco tiempo de sesionar, el Congreso ratificó un decreto de Pueyrredón  que lo nombró  General en Jefe del Ejército de los Andes.

// En ese carácter, el Libertador fogoneó incansablemente al Congreso para que declarara la Independencia ya que no estaba dispuesto a cruzar los Andes en nombre de Fernando VII.                                                                         Su sugerencia al Congreso de implementar en estas tierras una suerte de Monarquía constitucional, con un descendiente de la dinastía Inca a la cabeza, tenía su lógica en encontrar una figura representativa que uniera a los pueblos de la América Hispana. Manuel Belgrano adhirió a esta propuesta y con varios  patriotas de Mayo también había sugerido tiempo antes la instauración de una Monarquía, en este caso encabezada por la Princesa Carlota Joaquina, hermana de Fernando VII y esposa de Juan, Príncipe Regente y residente en Brasil desde 1807 junto a la corte portuguesa de Braganza.

La Asamblea del año XIII con su Secretario Juan Hipólito Vieytes, había iniciado el camino de un sistema constitucional basado en los ideales políticos de la Ilustración, expresados en la Declaración de la Independencia de los Estados Unidos en 1776 y en la Declaración en Francia de los Derechos del Hombre y Ciudadano en 1789.

“Libertad, Igualdad, Fraternidad” eran los principios revolucionarios que pregonaban los que se habían reunido en la jabonería de Vieytes  en los meses previos al grito de libertad del 25 de Mayo de 1810 . Después de varios intentos fallidos, esos principios quedarían plasmados finalmente en la Constitución de 1853. Juan Hipólito Vieytes moriría enfermo , condenado injustamente  y desterrado en San Fernando de la Buena Vista el 6 de octubre de 1815.

Algunos patriotas eran renuentes a declarar la Independencia, porque equivalía a declarar la guerra a España, como precisamente quería San Martín. Sostenían que manteniendo la frontera norte se podía llegar a un “status quo” con España evitando así el triste destino de México,

 

/// Venezuela ( Simón Bolívar se había exilado en Jamaica), Nueva Granada, Quito y Chile, derrotados sus movimientos de independencia y restituídos los gobiernos coloniales.

El Director Supremo Alvarez Thomas (en reemplazo de Rondeau que se hallaba en el Alto Perú) convocó al Congreso para reunirse el 24 de marzo de 1816 en la ciudad de Tucumán, sede que resultaba aceptable para las provincias y allí fue donde funcionó hasta febrero de 1817, para luego trasladarse a Buenos Aires. En Tucumán estaba acantonado lo que quedaba del Ejército del Norte, y esa circunstancia representaba una cierta seguridad para los congresales.

Concurrieron los representantes de Chichas ,Charcas  y Mizque desde el Alto Perú, los pocos que pudieron evadir con extraordinaria valentía el cerco español. De los 33 congresales iniciales, un tercio eran sacerdotes o frailes, ya que en una población carente de instrucción, la condición de religioso garantizaba  la capacidad de discutir y redactar las ponencias. Ejemplo de esto es que Fray Cayetano Rodríguez pudo providencialmente recopilar los temas que se discutieron para su periódico “ El redactor del Congreso”, ya que las actas oficiales se perdieron.

Arq.  Eduardo Clancy

Presidente de la Junta de Estudios Históricos de San Antonio de Areco