El Congreso de Tucumán después del 9 de julio de 1816. Por Juan Aurelio Lucero

 

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El haber declarado la Independencia el 9 de julio de 1816, permitió al Congreso encarar las normas para la organización de una nueva Nación, por eso los Decretos, resoluciones y Leyes, que se empiezan a sancionar después del 9 de julio, son para un territorio nuevo y en libertad de elegir su destino.

Decreto del Congreso de Tucumán, 20 de Julio de 1816.

“Elevadas las Provincias Unidas en Sud América al rango de una Nación después de la declaratoria solemne de su independencia, será su peculiar distintivo la bandera celeste y blanca que se ha usado hasta el presente y se usará en lo sucesivo exclusivamente en los Ejércitos, buques y fortalezas, en clase de Bandera menor, ínterin, decretada al término de las presentes discusiones la forma de gobierno más conveniente al territorio, se fijen conforme a ella los jeroglíficos de la Bandera nacional mayor. Comuníquese a quienes corresponda para su publicación.”                                                                                   

 

Francisco Narciso de Laprida, Presidente –  Juan José Paso, Diputado Secretario

 

El general Manuel Belgrano el 27 de febrero de 1812, en la Villa de El Rosario (hoy ciudad de Rosario), a las 18 y 30 horas,  reúne a su tropa y a los habitantes de la pequeña población,  a orillas del río Paraná, ordena enarbolar una bandera, la primera que usa los colores celeste y blanco de la escarapela, en acto solemne la juran todos los presentes, siendo la misma saludada por la batería de artillería llamada Independencia. La bandera la había cosido doña María Catalina Echeverría, vecina de Rosario.

La reacción del Triunvirato reunido en Buenos Aires, fue inmediato, contestando:

«El gobierno deja a la prudencia de V.S. mismo la reparación de tamaño desorden, pero debe prevenirle que ésta será la última vez que sacrificará hasta tan alto punto los respetos de su autoridad y los intereses de la nación que preside y forma, los que jamás podrán estar en oposición a la uniformidad y orden…”

Belgrano recién se entera en julio de esta notificación, el 25 de mayo de 1812, había sido bendecida la bandera por  el sacerdote Juan Ignacio de Gorriti  frente a la Catedral de Jujuy. Belgrano le contesta furioso al Triunvirato:

«La desharé para que no haya ni memoria de ella. Si acaso me preguntan responderé que se reserva para el día de una gran victoria y como está muy lejos, todos la habrán olvidado».

Asumida la Asamblea del año XIII, reconoce la bandera creada por Belgrano, autoriza su uso, informa inmediatamente al general Belgrano, quien el 13 de febrero de 1813 a orillas del río Pasaje (desde ese día llamado Juramento), hace jurar a sus tropas fidelidad a la Asamblea y a la bandera. El mayor general Díaz Vélez, llevaba la bandera en el centro franqueado por el general Belgrano y el coronel Martín Rodríguez escoltados por una compañía de granaderos que marchaban al son de música, estando la tropa formada en cuadro juramento la bandera que se presento en ese acto.

A pesar que se había enarbolado la bandera en Buenos Aires con gran festejo y algarabía y los ejércitos en lucha la usaban  como propia, el gobierno de las Provincias Unidas uso como propia hasta el 16 de abril de 1815 la bandera española.

El Congreso al confirmar como bandera la jurada el 13 de febrero de 1813, de dos franjas celestes y una central blanca, dejaba sin valor las otras versiones circulantes en aquella época, siendo esta la que la República adoptaría finalmente. Más adelante, el 25 de enero de 1818, se define la bandera mayor incluyéndose el sol incaico.

El Congreso de Tucumán desarrollara durante su largo funcionamiento, tanto en Tucumán, como posteriormente en Buenos Aires, una interesante y fructifica actividad, legislando sobre todas las actividades inherentes a la formación y conformación de una República.

 

Juan Aurelio Lucero

Secretario de Actas

Instituto de Investigaciones Históricas Notariales

Colegio de Escribanos de la ciudad de Buenos Aires