Chacras y producción triguera en el pago de Areco durante la primera mitad del siglo XVIII. Un primer avance sobre el tema.

Por Mauro Luis Pelozatto Reilly[1]

Especial para www.areconoticias.com.ar

 

 

 

 

 

 


 

Una de las cuestiones más discutidas entre los especialistas en el Río de la Plata colonial y sus prácticas económicas es la diferenciación entre las regiones de chacras y las de estancias, y en el marco de las mismas la relación entre la cría de ganado y la producción agrícola. Personalmente, no creo que estos temas puedan generalizarse, debido a las nítidas diferencias regionales que existieron dentro de la jurisdicción del cabildo de Buenos Aires.

Siguiendo esta línea de pensamiento, he decidido recortar mi objeto de estudio limitándome al estudio de las unidades productivas registradas como chacras y todas aquellas vinculadas a la producción de cereales (fundamentalmente trigo) en las tierras del pago de Areco durante la primera mitad del siglo XVIII. Vale la pena aclarar que, según varios especialistas que se han dedicado a esta región, la definieron como una zona en donde predominaron las grandes estancias y las explotaciones de ganado por sobre la labranza.

Sin embargo, ya es sabido que ni los cinturones de quintas y chacras eran totalmente agrícolas, ni las zonas de grandes estancias eran exclusivamente ganaderas. Si revisamos los datos disponibles para la época, en Areco predominaron claramente las haciendas y los rodeos. La actividad pecuaria respondía al menos a 3 mercados coloniales: el mercado local (novillos para el abasto de carne), el atlántico (exportación de cueros hacia la América portuguesa y diversos puntos de Europa) y el regional (envío de vacunos y mulas hacia el Alto Perú minero, siguiendo la lógica de especializaciones productivas regionales planteada como ‘‘espacio peruano’’). Inclusive, me he encontrado con grandes estancieros que hasta llegaron a conformar latifundios a lo largo del período, como fue el caso de don Miguel de Riblos y familia. En un segundo nivel estaban aquellos estancieros cuyas tierras no llegaban a ser tan extensas como para poder considerarlos como grandes terratenientes, pero que se caracterizaron por encontrarse ‘‘con crecidas haciendas’’.

En cuanto a la ganadería, sin adentrarme demasiado en el tema, diría que se trató de una práctica diversificada, ya que si bien la cría del vacuno y de mulas eran más importantes que el resto de las especies animales, también había explotaciones que se dedicaban al ganado ovino, los caballos y los bueyes. Justamente estos dos últimos animales se caracterizaron por su utilidad para la agricultura, la carga y el transporte en carretas, fundamentales para la economía de la época.

Pese a la ya mencionada presencia de grandes estancieros, predominaron durante el primer tercio del siglo XVIII los productores que tenían unos pocos animales y medianas haciendas, al menos en número de unidades censadas. Vale la pena remarcar que tanto los pequeños y medianos productores como los grandes hacendados practicaron una economía rural mixta (agricultura y ganadería diversificada).

Por otra parte, además de los ya señalados indicadores de la existencia de agricultura en las estancias (bueyes y caballos), pude encontrar otros datos relevantes en este mismo sentido, como la posesión de arados, azadas, morteros, atahonas, rastrillos, palas y sacos de cueros con trigo por parte de los vecinos criadores registrados en el mismo período. En la gran mayoría de las tierras dedicadas a la actividad pecuaria había aunque sea un mínimo de dedicación a la producción triguera.


[1] Profesor en Historia egresado de la Universidad de Morón (UM) y Especialista en Ciencias Sociales con mención en Historia Social por la Universidad Nacional de Luján (UNLu). Actualmente se encuentra finalizando la tesis de Maestría en Ciencias Sociales en la misma institución. Se desempeña como docente en la UM y en la Universidad Nacional de la Matanza (UNLaM). Ha realizado varias investigaciones, exposiciones y publicaciones sobre prácticas productivas y grupos sociales en la campaña bonaerense correspondiente a la jurisdicción del Cabildo de la Ciudad de Buenos Aires.