Ella le pregunta qué está mirando.
Conductor: «Hermana tengo una pregunta para usted, pero no quiero ofenderle.»
Ella responde: «Hijo mío, no puedes ofenderme, cuando ya eres mayor como yo y eres monja, tienes la oportunidad de ver y escuchar casi todo en la vida. Nada que puedas decir me puede parecer ofensivo «.
– «Bueno… lo cierto es que siempre he tenido la fantasía de que una monja me besara», dice el taxista
Ella: «Veamos qué podemos hacer al respecto. En primer lugar debes estar soltero y en segundo, debes ser católico».
– «¡Sí, soy soltero y católico!», exclama el taxista muy emocionado.
– «OK» dice la monja. Vaya a la izquierda en el siguiente callejón.
Y la monja besa de manera apasionada al taxista.
Pero cuando vuelven a la carretera, el taxista comienza a llorar.
– «Querido hijo, ¿por qué lloras ahora?», pregunta la monja.
– «Hermana, perdóneme, pero he pecado, le mentí. Estoy casado y soy judío», confiesa el taxista entre sollozos.
La monja dice: «Está bien, está bien… mi nombre es Miguel y voy a una fiesta de disfraces».
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