Delincuencia tecnificada: Robos o estafas con tarjetas de crédito. Tomar precauciones. La experiencia de un vecino

El ahorro que fue en algún momento “base de toda fortuna”, y que ha cambiando bastante en sus formas a través de inversiones en bienes o en monedas extranjeras en mayor o menor cuantía, sigue teniendo aceptación, a veces obligada por la creciente bancarización, a través de tarjetas de crédito y/o débito, en algunos círculos entre ellos de los menos pudientes de la sociedad: jubilados, empleados, obreros, ama de casa, estudiantes, entre otros.

La disyuntiva para quienes solo tienen manejo de pequeñas cantidades de dinero- 5, 10, 15.000 pesos o algún poco más-, es tenerlas “en casa” con los riesgos de algún robo de los que siempre están a  la orden del día o “en el banco que es lo más seguro según se cree”.

Claro que esto último ha modernizado el manejo del dinero- mucho o poco-, a través del plástico consistente en tarjetas de débito y crédito para “no andar con plata encima” y arriesgarse a un robo en la calle, en un  descuido o en algún viaje de trabajo o de turismo.

Hasta ahí todo bien pero…siempre hay un pero.

Últimamente en los más diversos lugares – y Areco no escapa a esta circunstancia- se han dado robo  de sumas de dinero en cuentas operadas por tarjetas, mediante diversos métodos que no podríamos describir por falta de conocimientos técnicos.

Los titulares se enteraron con sorpresa y mucho dolor al consultar sus saldos, que tras varios días su cuenta estaba vacía sin haber sido ellos quienes produjeran las extracciones.

Esto ocurrió a algunos vecinos de Areco y es por eso que esta nota tiene  el único y sano sentido de advertir este tipo de estafas que producen tantos trastornos especialmente por aquello de ocurrir en muchos casos con personas de escasos recursos.

Concretamente a un conocida persona de esta ciudad que hace algunas semanas viajo durante cinco días a una localidad entrerriana en la que produjo una extracción de su cuenta de jubilado- sí, de jubilado- y una compra en un comercio, a su regreso y tras haber pasado algunos días, comprobó que su caja tenía un saldo de 63 pesos cuando debía haber tenido algo más de 30.000 producto de su magra jubilación mínima y de pequeños ahorros “para alguna situación inesperada siempre probable enpersonas mayores o un caso de apuro”.

En su consulta en el banco que le proveyó la tarjeta y al revisar los movimientos en la cuenta y aparecieron extracciones que el titular no había hecho.

Las autoridades del banco- con una rapidez, diligencia y contención destacables-, actuaron y elevaron el reclamo a la red que opera que, después de analizar la forma irregular de las extracciones- que son comprobables  según expresan los funcionarios-,  probablemente reponga al jubilado la suma faltante que seguramente tenía destino de un alquiler, algún impuesto, tasa o servicio,  pero un plazo que seguramente no será menor a 45 días o más.

Como conclusión hay que hacer caso a recomendaciones que hacen los bancos como controlar con frecuencia los saldos de la cuenta, tener cuidados al sacar dinero de un cajero en cuanto que sea oscuro o haya alguna persona cerca que pueda observar datos de su tarjeta, precaución que debe repetirse al hacer alguna compra con tarjeta y quizás otros cuidados que al menos disminuyan los riesgos de que sean robados o estafados sin violencia pero con el dolor de la pérdida de los sufridos aunque exiguos ahorro- o sumas mayores que también las puede haber-, en este tipo de delitos que cada vez se hacen más comunes.

A tomar todas las precauciones posible porque la imaginación de los delincuentes supera toda posibilidad de asombro.

Nota de la Redacción: En este caso, y para no parecer misterriosos, aclarmos que el damnificado en este caso fue el Director de este medio.