Cristina recibe a un grupo de intendentes y busca apaciguar la interna peronista

Intenta reordenar el espacio tras el faltazo de dirigentes a un acto en el que estaban Boudou y D’Elía; exploran la unidad con Randazzo

LA NACION

 

Mientras crece la presión de los intendentes para que Cristina Kirchnerse postule, la ex presidenta reafirmará hoy el papel protagónico que piensa desempeñar en la campaña, sea o no candidata.

Con el objetivo de reordenar al peronismo tras el acto fallido del martes pasado, recibirá a una veintena de jefes comunales bonaerenses. La mayoría está reunida en el Grupo Patria, el sector más cercano, pero la lista incluirá a jefes comunales de otras tribus. Son intendentes que venían participando del armado kirchnerista hasta el cortocircuito de la semana pasada.

La nómina de invitados tiene unos veinte nombres, dijo a LA NACION uno de los organizadores, pero no reveló los detalles. «Es un grupo de intendentes que le pidió reunión a Cristina. Seguimos hablando con todos y habrá más reuniones», respondieron, enigmáticos. La cita será a las 18, en el Instituto Patria. Los que motorizaron el faltazo al acto en el que estaban Amado Boudou y Luis D’Elía anoche no habían sido convocados.

No serán los únicos ausentes, si se tiene en cuenta que en abril del año pasado, la ex presidenta reunió a 51 intendentes peronistas de la provincia, sobre un total de 55, y que sólo tres hoy juegan abiertamente por la candidatura de Florencio Randazzo .

Los que tienen un lugar asegurado, en cambio, son los más cercanos a Cristina, entre ellos Mario Secco (Ensenada) y Jorge Ferraresi (Avellaneda), los jefes comunales que estuvieron con la ex presidenta el jueves pasado. También se vieron a solas con ella los intendentes Walter Festa (Moreno) y Juan Ustarroz (Mercedes), y el jefe de Nuevo Encuentro, Martín Sabbatella.

«Todos le piden que sea candidata porque Cristina es la salvación de esta contienda. Para recuperar la provincia de Buenos Aires, todos los distritos que hemos perdido, no hay dudas de que tiene que ser Cristina», reiteró ayer Secco, en declaraciones a radio El Mundo. Lo mismo sostuvo Sabbatella, a través de las redes sociales: «Cristina es la mejor candidata: por su potencia electoral, porque garantiza la unidad y porque expresa un rumbo de desarrollo e inclusión».

Con el grupo de intendentes que pegó el faltazo al acto de la semana pasada siguen abiertos los contactos, sostienen en el kirchnerismo para apaciguar los ánimos. De hecho, Martín Insaurralde (Lomas de Zamora) y Gustavo Menéndez (Merlo), dos de los cabecillas de la rebelión de San Telmo, iban a reunirse ayer con Máximo Kirchner y el presidente del PJ bonaerense, Fernando Espinoza, los dirigentes a cargo del armado. El encuentro se suspendió por la muerte del padre de Insaurralde.

Menéndez dejó de lado ayer las diferencias circunstanciales por Boudou y D’Elía, y expuso la cuestión de fondo: el único factor capaz de garantizar la unidad de ese espacio y evitar fugas es una postulación de Cristina. «Si ella no es candidata, Florencio [Randazzo] es uno de los mejores que podemos poner arriba de la mesa», dijo, en radio Futurock, para dejar en claro que los jefes comunales no aceptarán sin chistar un plan B decidido por la ex presidenta.

Lo que sigue en pie por el momento es la postulación de la intendenta de La Matanza, Verónica Magario. Ella también asistirá hoy al Instituto Patria, al igual que Francisco Durañona (San Antonio de Areco), Patricio Mussi y Pablo Zurro (Pehuajó), entre otros.

La postura de Menéndez cobra cada vez más peso entre los intendentes que mantienen cierta autonomía de la ex presidenta. En caso de que ella no se postule, insisten, habría que extremar los esfuerzos para evitar una PASO. Randazzo ya les avisó que si hay internas, él se va a encargar de disputarles el poder con candidatos locales en cada uno de los territorios.

Esa tensión marca el presente del armado electoral de la ex presidenta. Los dirigentes más cercanos pretenden que la unidad se alcance por medio de un «programa» compartido. Pero, ya sin esperanzas de que Randazzo vaya a declinar sus aspiraciones, ponen como condición innegociable el liderazgo de Cristina.