Este chiste comienza con un viaje a China

Paco, un español de viaje en China, se compra un par de gafas de tecnología punta que permiten ver a la gente sin ropa.
Se las pone y ve pasar a una y a otra.
Todas sin ropa. Estaba encantado.
Se las pone, sin ropa.
Se las quita, vestidas.
Se las pone, sin ropa.
Se las quita, vestidas.
¡Por Dios, qué maravilla!
Incluso adelanta el viaje de vuelta a casa para enseñarle a su mujer la novedad.
En el avión, se siente enloquecido viendo a las azafatas en pelota.
Se las pone, sin ropa.
Se las quita, vestidas.
Se las pone, sin ropa.
Se las quita, vestidas.
Cuando llega a casa, y antes de abrir la puerta, se coloca las súpergafas, para ver sin ropa a su mujer, Luisa .
Abre la puerta y allí está ella, su querida esposa, con Pedro, su mejor amigo.
En el sofá. ¡sin ropa!
Se quita las gafas, sin ropa.
Se pone las gafas, sin ropa.
Se las quita… sin ropa.
Se las vuelve a poner… sin ropa.
Y no puede evitar un grito desgarrador:
– ¡Joder! ¡¡¡Nuevas y ya no funcionan! ¡¡Chinas tenían que ser!!!! 
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