Por Juan Aurelio Lucero
Ricardo Guillermo Güiraldes nace en la casa de sus abuelos materno Guerrico,
en Buenos Aires el día sábado 13 de febrero de 1886 a las 6 de la mañana, siendo
bautizado en la Iglesia de La Merced el día sábado 13 de marzo de ese mismo año,
siendo su familia una importante defensora del arte en todas sus formas, el joven que
con solo un año viaja a Europa con sus padres, vuelve a los cuatro años manejando saru
idioma de nacimiento, el francés y el alemán
Su padre don Manuel Güiraldes y su madre Dolores Goñi, desarrollan en el niño
y luego en el joven el interés por el arte, dibujando escenas campestres y pinturas al
óleo, y será Areco su lugar, no cualquier, no solo tenían su estancia sino que su madre
descendía en forma colateral del fundador del pueblo de San Antonio de Areco don José
Ruiz de Arellano.
Durante su juventud afianza el contacto con el campo y los gauchos, donde la
literatura gauchesca, que leía con entusiasmo se hace realidad, los gauchos existen, los
animales están ahí en la punta de los dedos, lo alimenta la carne y las historias junto al
fogón, el campo esta vivo y el gaucho es parte del paisaje.
El 20 de octubre de 1913, en la estancia “Las Polvaredas” se casa con Adelina
del Carril, y junto al cambio de estado civil, aparece el escritor, ese mismo año pública
varios cuentos en la revista Caras y Caretas, al año siguiente, tomando como base estos
cuentos, arma su libro “Cuentos de muerte y de sangre”, que junto al “Cencerro de
Cristal” se publicó en 1915, en 1916 trabaja en “Aventuras grotescas” y “Trilogía
cristiana”, un viaje junto a su esposa a Jamaica da idea para la novela “Xaimaca” y en
1917 aparece “Raucho”, en 1918 en la revista El cuento ilustrado de Horacio Quiroga,
pública “Un idilio de estación”, en 1922 publica una novela corta “Rosaura”, en 1924,
funda junto a Caraffa, Jorge Luís Borges y Pablo Rojas Paz la revista Proa, y en marzo
de 1926 termina su obra cumbre “Don Segundo Sombra”, el escritor ha llegado a su
madurez literaria, volcando en una obra escrita un ámbito social completa.
En 1927 viaja a Arcachon en Francia, donde sufre una descompensación de su
salud, siendo trasladado a París, donde muere el 8 de octubre de 1927 en casa de
Alfredo González Garaño, su cuerpo se traslado primero a Buenos Aires, para
finalmente ser sepultado en el cementerio de San Antonio de Areco.
Su obra supero su estado terrenal, en 1928 se publican “Poemas místicos” y
“Poemas solitarios”, luego “Seis relatos” y en 1932 “El sendero”, para que finalmente
vean la luz “El libro bravo”, “Pampa” y “El pájaro blanco”.
El hombre de la alta sociedad, se dejo deslumbrar por la sencillez del gaucho y
el campo y la sociedad pueblerina del viejo Pago de Areco, en Areco se unen los tres
personajes que hacen al éxito de la obra: Don Segundo Sombra, el maestro que enseña a
Ricardo como se hace un resero y los demás trabajos del campo; Don Ricardo
Güiraldes, el alumno que convierte esas enseñanzas en una obra de arte y que a su vez
enseña al mundo como es el campo y la gente de Areco y Don Francisco Colombo, que
siendo un iluminado en el arte de la impresión le da a la obra de Güiraldes el marco
ideal para que sea un éxito a nivel mundial.
Tres hombres distintos, tres oficios distintos, tres ámbitos sociales distintos
(campo, ciudad y pueblo), una estancia (La Porteña), un partido (San Antonio de
Areco), y desde aquí al mundo.
- Hoy el pueblo de San Antonio de Areco, lo recuerda constantemente, junto a sus
- paisanos, en el Parque Criollo, que lleva su nombre, digno homenaje a un hombre que
- conociendo otras tierras, supo elegir esta pampa.
- La música también le rinde homenaje y en este caso mostramos la zamba que
- escribió el cantautor “Chiche” Manfrida, titulada “Como las Águilas”
Como las águilas (Zamba)
Fue un 13 de febrero, vino a la vida, así fue,
sin saber que traía brillo de la pluma y nuevo amanecer
Un nuevo amanecer tenía que florecer
con Don Segundo y Raucho juntito a Rosaura
dulce atardecer
Llevar una rosa roja del corazón al mandil
y un cuidate Ricardo ternura en sus labios
Adelina del Carril (bis)
En su moro galopando
quisiera verlo otra vez
de La Porteña a la Blanqueada
a paso de las tunas,
como rojo atardecer.
Pero quiso el destino
como quien se desangra nomás
como el vuelo de las águilas
muy alto en el cielo allí estará.
Salvador “Chiche” Manfrida