Un Estado inviable: la Pandemia debiera inducir al replanteo de su funcionamiento

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Por Eduardo Clancy

(1ª de 2 partes).

 

Un Estado Inviable: la Pandemia debiera  inducir al replanteo de su funcionamiento.

Al déficit crónico de nuestras cuentas públicas y la endeblez de una economía endeudada se ha sumado ahora una crisis sanitaria sin precedentes. La incertidumbre sobre el futuro nos paraliza y nos brinda una sola certeza: la Pandemia pasará, pero nada será igual a partir de ahora.

Pareciera que la clase política no se ha dado por enterada de esta realidad evidente y de la necesidad de reformular el funcionamiento de un aparato estatal  enormemente costoso que se originó (para la mayoría de los sistemas de gobierno democráticos) a fines del siglo XIX.

En esa época se consolidó nuestro país como nación en base a un mapa político trazado arbitrariamente por influencias endógenas y exógenas (muchas veces con luchas fratricidas), desde los tiempos coloniales.

Recién en 1861 se produjo la consolidación del estado nacional con la inclusión de la Prov. de Buenos Aires (escindida de la Confederación en 1852). La primera Ley Orgánica de Municipalidades  fue votada por el Congreso en 1876 en otro contexto histórico, otras costumbres y un medio tecnológico primitivo (ej.: en 1857 el primer ferrocarril entre el actual emplazamiento del teatro Colón y Plaza Flores y en 1869 el primer telégrafo entre Rosario y Federación).

El progreso  en los 160 años transcurridos desde entonces ha sido enorme, pero el invento más radical ha sido el de la computadora personal (PC) en 1981. Este invento ha superado a la Biblia de Gutemberg en cuanto a su poder de  transformar el mundo.

Se le sumó la creación de la red mundial de Internet (World Wide Web) en 1991 y del primer teléfono inteligente en 1992, hoy  herramientas imprescindibles para un número incontable de actividades. Esta tecnología ha transformado el mundo laboral, la ciencia, la educación y sobre todo las relaciones humanas.

¿Qué efecto han tenido esta nueva y maravillosa tecnología en la organización del Estado?. Podríamos decir que casi nulo: la burocracia es reacia a dejar de lado las montañas de papel  porque esas montañas  son su razón de existir.

La Pandemia ha puesto de relieve la magnitud de los gastos de la burocracia y la renuencia de la clase política a reducir sus salarios y gastos extravagantes, que hoy requieren gestos de grandeza que siguen ausentes.

La gravedad de la situación indica que se debiera encarar un rediseño político/administrativo de un país con defectos estructurales no compatibles con una economía moderna. Los economistas insisten con medidas cortoplacistas para resolver problemas financieros, dejando de lado que en nuestro país es necesario y urgente encarar el planeamiento a largo plazo con metas razonables.

Estas metas requieren un funcionamiento eficiente del Estado como catalizador ( no como creador de impuestos) para que los argentinos saquen el mayor provecho de nuestros inmensos recursos.

A mi parecer, el rediseño de país debiera incluir los siguientes puntos:En próxima edición. Soluciones.