«Yo fui muy amigo del Padre Alfredo Kelly». Reflexiones de Roberto Savanti

Por Roberto Savanti

(1ª de 2 partes)

«No sé si esto te sirve, pero en principio se me ocurre un tema para compartir y reflexionar tras las Pascuas y en plena pandemia que me hace recordar al 4º jinete del Apocalipsis en su caballo bayo.»

Yo fui muy amigo del P. Alfredo Kelly durante muchos años y doy fe de sus muchas virtudes. Incluso tuve el honor de asistir como médico a su madre hasta que falleció, varios años después del asesinato de Alfie.

Lo conocí en el año 65, cuando llegué a trabajar a Areco, y lo seguí tratando siempre hasta su martirio. Tuve el gran honor que, como Cristo, me confiara a su madre para que cuide su salud. Doña Elisa, fue desde entonces mi amiga querida y me enseñó cosas valiosas. Como la Virgen María, aceptó el sacrificio de su hijo aunque una espada le traspasara el corazón. Ahora estará junto a su hijo.

Quisiera contar uno de tantos testimonios: muy pocos días antes de su muerte estuvo en el Colegio Santa María. Dio una charla sobre la Biblia, a la que asistí. Quedé impresionado por su elocuencia. Realmente parecía estar inspirado por el Espíritu Santo. Esa noche lo acompañé hasta San Patricio y le dije que lo sentía distinto. Irradiaba paz y amor.

A la distancia pienso que Dios lo venía preparando para llevárselo.

Le pedí al padre Mamerto Menapace que escribiera algo respecto a los mártires aprovechando su maravillosa elocuencia me dijo:

“No fueron muertos para robarles, ni en un asalto. Fueron a matarlos porque los consideraron comprometidos en una causa. Y en ellos esa causa estaba motivada por el evangelio y el amor a los hermanos pobres o perseguidos».

Toca a la Iglesia a través de la autoridad del Papa con sus colaboradores inmediatos, estudiar si se los puede considerar «mártires» en un sentido canónico, y con ello permitir que sean venerados e invocados como tales. Lamentablemente, para muchos cristianos de antes: solo te consideran santo si te matan los indios. Si lo hace el poder de turno, sos simplemente un subversivo.

Quizás el hecho de que todavía están demasiado cercanas nuestras luchas y desavenencias, es comprensible que para muchos les cueste incluir a estos cinco hermanos, tan normales en su vida, como mártires para venerar en los altares. Creo que ellos desde el cielo nos comprenden y nos miran con benevolencia. 

Hace un tiempo, hablando con un grupo de amigos, todos católicos apostólicos romanos de misa por lo menos semanal me preguntaron, de buena fe, si yo creía que los Palotinos murieron como mártires de nuestra fe. La pregunta no me sorprendió porque sé que anda dando vueltas desde el fatídico 4 de julio de 1976 ¡por algo será!

Hace 3 o 4 años el cardenal Poli nos dijo que él personalmente estaba totalmente convencido de la calidad de mártires pero que todavía en la Iglesia, incluyendo a obispos, curas, monjas, laicos y «tutti quanti » existen reticencias al respecto.

Entiendo que no hay que pretender que todos piensen de esta manera. 

Esto dijo en su homilía el Cardenal Jorge M. Bergoglio, S.J. el 4 de julio de 2001 en San Patricio de Belgrano): “Yo soy testigo, porque lo acompañé en la dirección espiritual y en la confesión hasta su muerte, de lo que era la vida de Alfie Kelly.  Sólo pensaba en Dios.  Y lo nombro a él porque soy testigo de su corazón, y en él a todos los demás”.

Roberto Savanti

(Continuará en edición de mañana)