Capitán Sarmiento:Historias insólitas de pueblo chico.

 «Capitán Sarmiento, casi el far-west»

Corría el año 1989 en un agosto como el actual, pero claro, sin pandemia ni nada que se le parezca, cuando en ese momento, una de las revistas más vendidas en el país, «Gente», en su número 1254 del 3 de agosto de aquel año, publicaba una nota bajo el título: «CAPITÁN SARMIENTO, CASI EL FAR WEST».

Los amigos de Lonera «La Fe» nos alcanzaron esta edición de «Gente» en cuya tapa se observa a una joven Zulema Yoma, esposa del entonces presidente Carlos Menem, pero esta es otra historia.

 En el copete de aquel título que mostraba a un Capitán Sarmiento armado, decía: «Los cuatreros transformaron a este pueblo de la provincia de Buenos Aires en tierra de nadie, los vecinos se sienten indefensos.
Novillos son baleados y carneados en el lugar. Carnicerías venden la hacienda robada. Camiones jaula enteros desaparecen sin dejar rastros. La policía no puede hacer nada, porque dice que el único patrullero que tiene está descompuesto. La Asociación de Productores Agrícolas decidió tomar las armas para defenderse».

La nota comenzaba con las palabras de Jorge Vázquez diciendo: «Sentí los disparos y salí de mi casa. Estaba muy oscuro, pero alcancé a ver unas sombras y oí el mugido de mis animales. Ya no tuve dudas de que me estaban robando. Vacié el cargador de mi calibre 38 sin resultados y corrí a buscar la carabina en desuso. Entonces mi hermana prendió la luz del molino. Pero ya era tarde, se habían escapado. Me habían matado a mi mejor novillo. ¡Pucha! ¡Quién hubiera dicho que a mi edad iba a andar a los tiros…!«

En el diálogo que continúa con el productor, se menciona que su consuelo es que no es el único de la zona al que le sucede eso -y continúa la nota- Capitán Sarmiento (140 kilómetros al norte de la Capital) es desolador. Como si hubiera pasado un tornado a su paso.

Alambres caídos, tranqueras destrozadas, animales carneados por doquier, galpones desiertos. El cuatrerismo amenaza con destruir la última fuente de trabajo de los 2000 habitantes que forman la población agrícola-ganadera en su mayoría de pequeños productores con no más de 100 hectáreas.

La crísis ya aniquiló dos empresas del lugar, Keutex y el peladero de pollos Ricagno Hnos.

La nota también entrevista a Raúl Oliva ya que el día 2 cuatro bandidos entraron a la casa de su puestero y cuenta: «Lo encañonaron y lo maniataron y con conocimiento evidente del lugar se dirigieron al galpón donde estaban los tractores y se los llevaron. Los cargaron en un camión especialmente diseñado para ese tipo de robo. Por supuesto que nunca más los vi, ni a los tractores ni a los ladrones».

En la nota la revista hace figurar a Ricardo Luis Paulino como presidente del Concejo Deliberante de Capitán Sarmiento, cosa totalmente inexacta ya que por esos años nadie de ese apellido figuró como edil del partido Justicialista. Según la revista este señor decía: «Lo único que nos queda es estar armados hasta los dientes y dispuestos a pegarles un tiro en la cabeza a los que nos quieren robar».

Esta nota leída con el paso del tiempo nos deja muchas dudas como este texto que el periodista escribe en la misma: Dentro de los cuatreros encontramos varias especialidades, los que realizan el trabajo ‘hormiga’, los que actúan a gran escala y los que se dedican a la maquinaria agrícola. Algunos carnes vacas o novillos en el mismo campo. El producto de esta faena es para consumo propio o para vender a conocidos en cambio hay quienes roban jaulas enteras de ganado.

La revista pone en boca de Alvarez Gutierrez Zaldivar que «A nadie le queda dudas de la existencia de entregadores, son cazadores que se meten en los campos para estudiar nuestros movimientos» cuando lo consultaron por el robo de 8 de sus mejores caballos.

Otra de las inexactitudes de la nota es cuando se preguntan ¿qué se hace con la carne? y se responde: «Curiosamente un pueblo pequeño como Capitán Sarmiento cuenta con más de 50 carnicerías en la zona urbana, y otras 20 en los alrededores». Casi pareciera que según los números de la revista había mas carnicerías que gente que comprara en la ciudad.

Luego estuvieron en la comisaría, donde los atendió el oficial de guardia que, según la revista, les dijo: «somos nada más que 4 hombres por turno, no tenemos móviles, apenas un patrullero que generalmente está descompuesto. Clausuramos una carnicería que comercializaba con hacienda robada -Arroyo Luna- pero no siempre podemos agarrarlos con las manos en la vaca. Para colmo, a veces hacemos la ronda rural, y los puesteros que nos confunden con los cuatreros nos reciben a tiros«

Otra de las exageraciones de la nota del periodista Alejandro Sangenis firmante de la misma, es cuando opina: «Precisamente, tiros pueblan todas las noches, así como en los campos el paisaje cotidiano se complementa con la osamenta de vacas y novillos».

Indudablemente se quiso mostrar un lugar sin seguridad, y solo faltó que, como en las películas, girara por el medio de una avenida un rollo de ramas o paja seca, mientras algún caballo pasaba raudamente levantando una espesa nube de polvo. Todos sabemos que si bien podrían haber ocurrido algunas de estas cosas, no creemos que nuestros productores vivieran como en ese Far West que vimos en las películas, donde todo se arreglaba a los tiros. Mientras leía la nota, me sonreía pensando en un duelo a pistola en Rivadavia y Mitre entre un cuatrero y alguno de los vecinos productores.

 Por esta nota quisimos dialogar con Raúl Oliva, partícipe de ese momento, quien entre otras cosas nos contaba que habían ocurrido una serie de robos en la zona, «a mi me robaron dos tractores que tenían 4 mil horas, casi nuevos, a Rabellino un Zanello nuevo y un Deutz«, también a Gutierrez Zaldivar algunos caballos, y habían carneado novillos en el campo, se había clausurado la carnicería de Arroyo Luna, entonces con «Cherlo» Nou y Oscar Díaz trajimos a esos periodistas para hacer una nota, recorrimos con ellos algunos lugares, entre ellos el campo de Miguel Ángel Baressi que tiró unos tiros al aire, Nou sacó una foto con unos novillos que le habían matado, y luego se realizó una importante reunión en la sede de los Productores Agropecuarios, donde vino gente de la policía de la provincia y estaban importantes productores, como Volpe, que le dijo a la policía, yo al que entra al campo mío lo saco a punta de pistola».

La nota la hicieron muy sensacionalista, la inflaron, pero como venía todo en ese momento, se tenía que hacer algo.

Hasta aquí esta nota que solo quiere relatar un momento de nuestra historia como comunidad y algo que, si bien tuvo aristas complicadas en su momento como los robos y algún ataque en el campo, nada fue tan grave como para titular de esa manera, nuestra comunidad, ladrones más o menos, es tranquila hasta el día de hoy.

 (Fuente: Sarmiento Es)