El Día de Todos los Santos es una de las fechas más significativas dentro del calendario religioso cristiano. Cada 1 de noviembre, los cementerios se llenan de familiares que van a honrar a sus fallecidos, a los que llevan flores en señal de respeto y recuerdo.

Este 2020, la celebración está marcada por la pandemia del coronavirus, que ha dejado miles de muertos en diversos puntos del mundo. Además, los cementerios han tenido que adaptarse a las restricciones impuestas para frenar los contagios y han tomado diferentes medidas​.

De igual modo, esta festividad se encarga de honrar a todos los difuntos que para el catolicismo lograron superar el purgatorio y fueron santificados viviendo junto a Dios en el paraíso.

El Día de Todos los Santos alcanza además a todos los que no están canonizados, pero viven ya en la presencia de Dios.

A diferencia del año pasado, donde el Día de Todos los Santos en Argentina se celebró en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires, este 2020 no habrá un encuentro a causa de la pandemia por el coronavirus.

Ante esto, varios optan por ir a los cementerios para visitar las tumbas de aquellos seres queridos y cumpliendo con los protocolos para evitar la propagación del virus COVID-19.

¿Por qué en noviembre se celebra esta fecha?

Es de carácter religioso, de la Iglesia Católica, y se remonta a hace casi 1.300 años. El impulsor de la medida fue el Papa Gregorio III, que durante su tiempo de pontífice (731-741) consagró una capilla en la Basílica de San Pedro en honor de todos los Santos.

De esta forma, se buscaba que todos los santos fueran venerados al menos un día al año. Años más tarde, a mediados del siglo IX, el Papa Gregorio IV, en tiempos de Luis El Piadoso (emperador de Occidente y rey de los francos), extendió su celebración a toda la Iglesia en el año 835. Se cree que la fecha elegida, el 1 de noviembre, fue porque coincidía con una festividad de los pueblos germanos, y en aquellos años el objetivo de la Iglesia era eliminar las celebraciones paganas.