Por: Juan Aurelio Lucero
El día jueves 20 de noviembre de 1845, se escribió en la historia Argentina una de las páginas más gloriosas.
Ese día las tropas regladas y las milicias de la campaña, enfrentaron en la Vuelta de Obligado, a la escuadra anglo-francesa, conformada por dos de los países más poderosos del mundo, logrando a pesar de perder en el campo de Marte, el objetivo político buscado.
El 13 de agosto de ese año, Lucio Norberto Mansilla recibe instrucciones, para construir baterías de artillería costeras, en un lugar del río Paraná, donde de acuerdo a lo que indicaba e1 mapa elaborado en 1811, por Juan Hipólito Vieytes, era el mejor para detener el ascenso de una flota por el Río Paraná.
Inmediatamente se solicita a los Jueces de Paz de la región, un informe sobre la población masculina, en condiciones de entrar en combate, con edades entre 15 y 60 años, poniendo en alerta a la milicia activa y voluntaria de cada partido, consignándose el armamento disponible.
En octubre el gobernador de Santa Fe, Brigadier Pascual Echagüe, comienza a recibir los abastos necesarios para ir preparando el campamento de la Vuelta de Obligado, en este punto Areco tendrá una importancia primordial, su ganado, sus caballos, sus pastos, las cañas tacuaras y sus hombres, aportaran al éxito de Obligado.
El 25 de octubre se cambia el formulario para los pasaportes de la provincia, tratando de evitar de esa forma, que espías enemigos se infiltren entre los ciudadanos y las tropas locales.
El 28 de octubre el Teniente de Alcalde Juan José Martínez, parte de Areco con 320 cabezas de vacas gordas, para ser entregadas al Brigadier Echagüe, poco días después parte el capitán Jacinto Bogarín, acompañado por 26 hombres, de los cuales se hallan “ocupados en la hacienda vacuna”, el sargento Lorenzo Candia, Nicasio Lescano, Timoteo Alva, Cruz Miranda, Manuel Lescano y Marcelino Pérez.
El día del combate las baterías estaban ubicadas de sur a norte, primero la “Restaurador Rosas” al mando de Álvaro Alsogaray, segunda la “General Brown” al mando de Eduardo Brown, la tercera “General Mansilla” al mando de Felipe Palacios y la cuarta “Manuelita” al mando de Juan Thorne.
Al norte de la batería “Mansilla”, estaban las tres cadenas que cruzaban el río, entre estaba batería y la “Manuelita” se encontraba el Juez de Paz de San Pedro Don Benito Urraco con unos 170 hombres, el juez de Paz de Baradero Don Juan de Magallanes y el Juez de Paz de San Antonio de Areco don Tiburcio Lima, el teniente Alcalde Don Juan José Martínez, el capitán Jacinto Bogarín y unos 40 hombres de las milicias arequeras.
Detrás de ellos se encontraba el Teniente Coronel Virto con 200 milicianos y a retaguardia el General Lucio Mansilla, comandante en Jefe de toda la fuerza, custodiado por el grupo Escolta de 70 soldados al mando del segundo jefe Don Juan Crespo.
Se ha podido documentar, la presencia de unos 49 vecinos de Areco, en la zona de la Vuelta de Obligado, antes y durante el combate. Se los incluye en las distintas escaramuzas y rechazos de intentos de desembarcos posteriores.
El combate se inició a las 9,30 horas, finalizando aproximadamente a las 5,30 de la tarde, agotado el parque de las piezas de artillería, sin embargo a las 11 de la noche seguían los intentos de los anglo-franceses, por crear una playa de desembarco y las tropas milicianas impidiéndolo, entre ellas las tropas arequeras.
El combate de la Vuelta de Obligado terminó cuando se firmó el tratado Arana-Lepredour, el 31 de agosto de 1850, cuyos puntos principales eran: suspensión de hostilidades en el Río de La Plata, Uruguay, devolución de la Isla Martín García y los barcos capturados, reconocimiento de la jurisdicción y soberanía argentina sobre sus ríos interiores, etc., el pabellón argentino seria solemnemente desagraviado, ese día los cañones de la fragata Southampton, saludaron con 21 disparos a la bandera Argentina en desagravio, homenaje y reconocimiento.
Para que se pudiera llegar a este momento histórico, fueron necesarios los productos de abasto que salieron de Areco, y la presencia antes, durante y después del combate de la Vuelta de Obligado, de los hombres de Areco, que pusieron sus vidas, sus brazos y su corazón, a disposición de la patria.
Juan Aurelio LUCERO
Investigador de la Historia
