El discurso del doctor Roberto Savanti en el Homenaje a los Mártires Palotinos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

«Hoy nos reunimos aquí nuevamente para recordar a los Mártires Palotinos que fueron asesinados alevosamente hace 45 años en la iglesia de San Patricio de Belgrano.

Recuerdo con mucha emoción esa fría mañana de domingo, cuando el Padre Kevin O’Neill me llamó para darme la noticia y pedirme que lo acompañara a Buenos Aires. Primero fuimos a visitar a Ñata Barletti que por supuesto estaba desgarrada por la noticia. Luego salimos hacia Belgrano junto con Pascual Giuliano.

En Belgrano todo era confusión y desorden, ya se habían llevado los cuerpos de los Mártires, pero pudimos ver la habitación donde los masacraron acribillada por innumerable cantidad de disparos y teñida por la sangre de los cinco.

Quisiera recordar aquí a gente que ya no está con nosotros, pero cuya memoria nos guía.

Esta comisión se integró rápidamente gracias a la iniciativa de Pascual Giuliano y de Camilo Fagnani, quienes fueron incansables y eficaces promotores de la importancia de mantener el recuerdo de los cinco, siempre desde un plano religioso porque entendimos que se trató de un ataque a nuestra Iglesia. Comenzamos a hacer reuniones en la misa de 11 de la Parroquia de San Patricio, alrededor del año 1979. La primera placa de homenaje se puede ver en la iglesia de San Patricio y fue colocada en1981. Desde siempre fuimos alentados e inspirados por el Padre O’Neill, quien falleció el 16 de enero de 2003 y a quien consideramos el sexto mártir y por eso lo recordamos en esta plazoleta y también conseguimos que se hiciera otra plazoleta con su nombre, ubicada en Simona Segura entre Belgrano y Alsina.

Hoy recordamos con afecto y gratitud a Luis Monserrat, quien integró la Comisión y trabajó en forma incansable. Tampoco olvidamos la alegre sonrisa de Jack Russell, que todos los años mantenía la plazoleta para que luciera hermosa. Queremos también hacer una mención especial a dos madres ejemplares cuyos corazones fueron traspasados como el de la Virgen: Elisa la madre de Alfie y Ñata la madre de Emilio.

Según el testimonio del P. Rodolfo Capalozza: relata que el lunes 28 de junio de 1976, “…habíamos tenido una reunión para organizar la vida de comunidad, para compartir. Los padres, sobretodo, comentaban que se habían enterado que había gente que estaba desapareciendo, sobre cómo hacían los allanamientos ilegales, la violencia del Estado.  Ellos se preguntaron ¿Qué tenemos que hacer, tenemos que callar la violencia y la ilegalidad o tenemos que anunciar el valor de la vida y de la justicia? La respuesta que se dieron fue: “si nosotros somo seguidores de Jesús, si queremos predicar el Evangelio… el Evangelio que es un anuncio de Justicia y de respeto a la Vida, tenemos que obedecer a Dios antes que a los poderosos del mundo”. Esto explica claramente el motivo por el que ellos dieron su vida.

Han pasado ya 45 años de aquel espantoso suceso. El crimen fue el hecho de sangre más importante que sufrió la Iglesia Católica argentina en toda su historia.

La realidad actual me hace pensar que hoy en día estamos en la dictadura de lo políticamente correcto. Pocos se atreven a mantener una postura que vaya en contra de las corrientes culturales dominantes. Hay un constante y pertinaz intento de socavar todos los valores con los que durante 2.000 años la civilización cristiana iluminó al mundo. Se repite el pecado de soberbia que comenzó con Adán. El hombre pretende suplantar a Dios y se endiosa a sí mismo. Mediante la ideología de género se intenta destruir la familia. Se trata de reducir el crecimiento poblacional mediante el aborto y la eutanasia para los viejos y los discapacitados. El pesimismo y el derrotismo son tentaciones frecuentes para personas que se ven ir contra la corriente dominante en la sociedad. La nueva religión ecuménica, que responde al Nuevo Orden Mundial, retiene todo el aparato externo del cristianismo, transformándolo en una adoración del hombre; o sea, sentando al hombre en el templo de Dios como si fuese Dios.

Pero Cristo nos dice en su Sermón Esjatológico: “alegraos entonces porque vuestra redención está cerca. Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra redención”. El fin no es un desastre y una destrucción total, sino un nacimiento, la restauración final de todas las cosas en y por Jesucristo.

En la actualidad necesitamos testigos coherentes. Es lo que decía San Pablo VI: el mundo actual necesita más testigos que maestros, y los mayores testigos son los mártires. Lo que necesitamos es personajes llenos de esperanza.

No me canso de leer las palabras de Alfie en su diario, que muestran con elocuencia cuál era su pensamiento. Dice: “He tenido una de las más profundas experiencias en la oración… Y mi muerte física será como la de Cristo un instrumento misterioso, el mismo Espíritu irá a algunos de sus hijos, pedí para que fuese a Jorge y a Emilio, para los que me odian, para los que lo recibieron a través de mí, para el florecimiento de las vocaciones, para crear hombres dentro de la sociedad que sean necesarios, los que Él desea. Me di cuenta entre mis lágrimas de que estoy muy apegado a la vida, que mi vida y mi muerte, su entrega, tiene por designio amoroso de Dios, mucho valor. En resumen: que entrego mi vida, vivo o muerto al Señor, pero que en cuanto pueda tengo que luchar por conservarla (esto último indica que él no buscó el martirio, sino que lo aceptó humildemente). Sigue: “Que seré llamado por el Padre en la hora y modo que Él quiera y no cuando yo u otros lo quieran. Ahora, justo en este momento estoy indiferente, me siento feliz de una manera indescriptible. Ojalá que esto sea leído, servirá para que otros descubran también la riqueza del amor de Cristo y se comprometan con Él y sus hermanos, cuando Él quiera que se lea. No pertenezco ya a mí mismo porque he descubierto a quien estoy obligado a pertenecer. Gracias Señor”.

Ha dicho el cardenal Jorge Bergoglio: “Yo soy testigo, porque lo acompañé en la dirección espiritual y en la confesión hasta su muerte, de lo que era la vida de Alfie Kelly.  Sólo pensaba en Dios. Y lo nombro a él porque soy testigo de su corazón, y en él a todos los demás. Simplemente ruego para tener la gracia de la memoria, que nos haga agachar la cabeza y pedir perdón, usando las palabras de Jesús “porque no saben lo que hacen”.

Finalmente, quisiera terminar con la oración de Ñata Barletti a su hijo:

Querido Emilio:

A vos

que ofrendaste tu vida

al Señor,

te pedimos

que intercedas

ante Dios, nuestro Señor

para aliviar las noches

que aquejan a muchos

de nuestros compatriotas.

A vos, que siempre

soñaste con la paz y la justicia

te lo pedimos

y te damos gracias.»

TU MADRE

Roberto Savanti