Doña Rosa de Giles nació el 31 de octubre de 1681

Por: Juan Aurelio Lucero

Don Pedro Giles Remón disfruto desde niño la estancia de su familia, el capitán Pedro Giles y Paula Remón, quienes transcurrían la mayor parte del año en la estancia que tenía su casa principal frente al río Areco.

Al igual que sus padres Don Pedro Giles va a disfrutar del campo, casándose con una vecina del pago de la Costa, que incluía en aquella época al río  Areco, doña Francisca de Sosa León Monsalve, cuyo padre tenía campos en el hoy partido de Exaltación de la Cruz, estando la mayor parte del tiempo en la campaña, era lógico que su hija María Rosa Giles, naciera en la casco de la estancia, siendo bautizada en la Catedral de Buenos aires el día martes 18 de noviembre de 1681, con 19 días de vida, siendo el primer documento donde aparece el nombre de quien seria parte importante en la formación del pueblo, pago y partido de San Antonio de Areco.:

De esta forma aparece en la historia quien se convertirá en esposa de Don José Ruiz de Arellano con solo 18 años de edad, al margen del Acta de Bautismo de Rosa se agrego: “Fue casada con Don José Ruiz de Arellano, sin hijos, …, hicieron también la Parroquia de San Antonio de Areco y dieron ornamentos y se hizo de nuevo y mayor siendo cura interino Don Vicente Piñero y la estreno siendo ya cura propio”, su vida estuvo dedicada a la fe católica, llevando a cabo obras caritativas y dedicando gran parte de su dinero para la reparación, ampliación y construcción de capillas e iglesias en la ciudad de Buenos Aires, en los actuales partidos de Vicente López, San Isidro y San A. de Areco.

Con su padre aprendió a manejar los negocios de la familia, lo cual le permitió que estando ausente su esposo, se presentará en su nombre haciendo solicitudes, reclamos, compra y venta, hipotecando y rentando, tomando decisiones de todo orden: comercial, social, eclesiásticas, familiares y políticas.

En 1724, abre un expediente donde “como mujer legítima de Don José Ruiz de Arellano, ausente de esta Ciudad en la provincia del Perú…”, reclama al teniente de Rey, Coronel Baltasar García Ros, la devolución de las 10 carretas cargadas de yerba que se han embargado, quien firma “por mi Señora madre”, es Pedro Arellano.

En Buenos Aires, hizo construir la primera bóveda de cal en la iglesia de la Merced, que se inaugura en 1733, el altar lateral de San José fue propiedad de la familia Giles-Arellano; en la iglesia de San Francisco se construyeron altares pagados con su capital.

En el casco de la estancia de su padre por 1714, se construye un oratorio, en el casco de la estancia, luego una capilla de material, para 1720 se instala como capellán Roque Ximenez, en 1729 varios vecinos del río de Areco en una representación que dirigen al Obispo de la Diócesis, le dicen: “Tenemos una capilla edificada…, con el aseo de dos altares y ornamentos necesarios y un Capellán pagado de su propio Caudal, donde concurren todos los Vecinos a oír misa los días festivos, y a la comunión anual; en que tenemos el alivio y consuelo espiritual en nuestras enfermedades, con la puntualidad que experimentamos en dicho Capellán.”                                                                                                                            

El 9 de octubre de 1730, el Maestro Don Roque Ximenez, levanta una memoria de todos los vecinos, a pedido del Cabildo Eclesiástico, donde figuran 27 vecinos; el acuerdo del 23 de octubre siguiente crea las primeras parroquias de Campaña, “ En quinto Curato se erige el Pago de Areco con todo el territorio que comprende de una y otra parte de su Río, así mismo en los Pagos de la Pesquería y Cañada de la Cruz de una y otra banda; y los feligreses que contiene dicho Pago con los agregados expresados, constan de la razón firmada por el Maestro Don Roque Jiménez; y se le asigna por ahora a dicho Curato por Parroquia interina la Capilla de San Antonio…”

Fallece en Buenos Aires en 1735, se la sepulto en el altar San José, propiedad de la familia, en la actual Basílica de Nuestra Señora de la Merced. En 1737 se da lectura a su testamento, dictado por Doña Rosa en 1733, falleció con 53 años de edad, dejando en su camino por esta vida una enorme obra, entre ellas la formación de un pueblo con parroquia, en la estancia que hereda de sus padres.

        Así nace San Antonio de Areco.

Juan Aurelio LUCERO. Investigador de la Historia. Escritor