Víctor Hugo Morales culpa al poder económico por el desastre del Gobierno

OPINIÓN. Lavarse las manos de los resultados de la gestión es la actividad principal de los dirigentes kirchneristas, muy por encima de ocuparse de resolver los problemas. Muchos por fanatismo ciego, otros porque no quieren reconocer lo que saben que hay que hacer.
Para Víctor Hugo Morales, “el poder económico”, está detrás de los desastres de la actual gestión (Foto: Instagram/@vhmok).

Hace unos años, fines de los noventa, cuando estaba finalizando el “período especial” en Cuba, unos conocidos bien de izquierda viajaron a la isla, a la playa pero también a constatar el estado de la revolución. Era todo un desafío saber qué iban a decir a su regreso, cómo se iban a tomar el desastre que padecían la sociedad y la economía cubanas, y que no había comenzado pero se había sí agravado con el derrumbe del bloque soviético y el abrupto final de la ayuda que hasta entonces las había mantenido, a duras penas, en pie.

Con otros amigos, hicimos apuestas sobre cómo iban a asimilar el shock de la pobreza generalizada, la falta de oportunidades y horizontes, el deseo generalizado de escapar, la creciente represión y los privilegios de una casta cada vez más autoritaria y corrupta. Algunos eran más o menos optimistas, esperaban algo de autocrítica hacia las creencias abrazadas durante décadas. Otros no éramos tan esperanzados, pero creo que ni el más pesimista pudo prever la sentencia con que, a su regreso, los viajeros resumieron su experiencia, que fue inapelable: “¡Qué terrible lo que han hecho los yanquis con esa gente!!!”

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El título de una columna de Página 12 sobre las reflexiones que mereció la crisis del gobierno del FdeT de parte de Víctor Hugo Morales me trajeron a la memoria esa sentencia: también para V.H., “el poder económico”, está detrás de los desastres de la actual gestión, es su verdadero responsable, porque si no fuera por el odio con que ese demonio se ocupa de frustrar todos los planes de Alberto Fernández y Cristina Kirchner, las cosas andarían de mil maravillas. Si alguien quiere saber qué es la fe religiosa, y más aún, qué es una religión política, no hay creo mejor síntesis que esta: nada de nada de lo que suceda en el mundo podrá mover a un personaje como V.H. Morales de sus creencias, que son a prueba de bala y le alcanzan para interpretar absolutamente todo lo que sucede a su alrededor.

Víctor Hugo Morales culpa al poder económico por el desastre del Gobierno

Víctor Hugo Morales no está solo

Claro, el problema principal no es él, sino que no está solo: hay muchos, demasiados miembros del oficialismo que participan de esta fe, y hablan y actúan en consecuencia, y cuando enfrentan problemas, se refugian en lo que creen es más firme y seguro, su comunión. Pareciera que son los que van a marcar el rumbo de aquí en más: salieron primero unos cuantos diputados del FdeT a denunciar conatos golpistas e intentos desestabilizadores, responsabilizando a unos esquivos agentes del diablo por la suba del dólar, de los precios en general y por el consecuente desánimo de la sociedad; a los cinco minutos las máximas autoridades del gobierno y del partido repetían la acusación hasta volverla una letanía justificatoria de todo lo malo que nos rodea, que no necesita comprobación ninguna, le basta con que se crea en ella y se la evoque cada vez que las dificultades arrecien.

¿Se lo creen o simulan creerlo? Y ¿qué es peor?, ¿que sean realmente unos fanáticos o que se disfracen para escaparle a sus responsabilidades? Si es cuestión de “peligrosidad” es probable que los fanáticos auténticos sean los peores: son capaces de incendiarnos a todos con tal de lograr que el diablo de la cara. Grabois está dando una buena muestra al respecto: quiere ver sangre en las calles, así purgamos nuestros pecados. Para sus referentes y promotores, Francisco y Cristina Kirchner, es un problema que se haya vuelto tan entusiasta, porque los va a terminar obligando a tomar una decisión: ¿van a avalarlo hasta el final, o demostrarán que tanto no se creen la cantinela sobre el diablo y los mercados con la que la van de rebeldes? Si hacen esto último, probarán lo que muchos sospechan: pertenecen más bien al campo de los hipócritas. Que en cuestión de desagrado, se llevan las palmas: en el fondo no son tan distintos a esos viejos sindicalistas y dirigentes del PJ a los que se les ve en la cara que no creen en nada, pero apelan con cara de piedra al discurso contra “los mercados”, “los especuladores” y el “imperio” cuando el edificio sobre el que han construido su poder tambalea.

Víctor Hugo Morales culpa al poder económico por el desastre del Gobierno

¿Cuán extendido está el fanatismo en la sociedad?

¿Hasta dónde penetra la religión del kirchnerismo? Y al respecto sí creo que se puede ser más optimista: en verdad, penetra muy poco, la enorme mayoría de los votantes del sector, incluso de los votantes que todavía le quedan, es más bien pragmática. Lo apoyaban antes y tal vez lo sigan apoyando ahora porque no ven alternativas mejores, temen perder lo poco que tienen, etc. No porque se crean mucho su monserga sobre los enemigos del pueblo y de la nación.

De otro modo no se explica que hoy, según las encuestas, hasta buena parte de los votantes tradicionales del peronismo hayan abandonado las ideas con que los fanáticos K siguen queriendo explicar los problemas que el gobierno no logra resolver. Por ejemplo, la inflación: incluso en la provincia de Buenos Aires menos del 18% cree que los responsables sean las empresas, mientras que el 58% responsabiliza al gobierno, según un reciente sondeo de Circuitos; en tanto otra encuesta, en este caso nacional, de Giacobbe, registró que el 65,7% culpa al gobierno, y menos del 20 a las empresas.

Mucha autocrítica de parte de los fanáticos no se puede esperar. Es gente que vive en la fe y de la fe. Porque son en serio creyentes, o porque trabajan de simularlo. Pero eso no es lo más importante. Lo realmente importante es que una enorme masa de votantes peronistas y hasta progresistas se han quedado sin representación, y se resisten a seguir las locuras de Cristina Kirchner y los suyos. Ojalá alguien escuche sus plegarias por una oferta mínimamente realista y razonable para salir del atolladero en que estamos. Porque ellos sí pueden ser parte de la nueva mayoría que hace falta.

FUENTE: TN